Otra Legislatura gris. Los últimos grupos de legisladores zacatecanos se han distinguido por sus diferentes tonos de gris. Ante la necesidad esencial de regular la explotación de los recursos naturales aprueban una ley de cambio climático sin medidas que hagan obligatorio lo ahí expuesto, es decir, lo que se conoce como ley imperfecta. O la ley orgánica del municipio, propuesta casi al vapor: foro improvisado y sistematización caótica. Un tema tan importante como la forma de regular el nivel de gobierno local, queda impresentable cuando las discusiones y consultas con expertos debieron ser muy cuidadas. No es menor atender la manera en cómo los municipios van a resolver la llamada Agenda Ampliada, es decir, las competencias añadidas a los gobiernos locales además de las señaladas en el texto del 115 constitucional y la necesidad de normar la planeación del desarrollo del municipio e introducir los mecanismos para mantener su hacienda sana. Pero nada ha ocurrido. De igual manera en otros temas, como seguridad, minería, protección a la infancia y un denso etcétera.
Otra función de la Legislatura es hacer el papel de contrapeso al Poder Ejecutivo, utilizando para ello su función de revisar el informe del gobernador y las cuentas públicas estatal y de los municipios. En cuanto a lo primero observamos que hubo circo, maroma y teatro en cada evento pero sin efectos prácticos reales en la modificación de los programas de gobierno. Y eso ocurría porque los diputados no contaban con evaluaciones serias para poder hacer las recomendaciones de mejora de los programas y, con ello, criterios para la reconducción presupuestal. Tuvieron la oportunidad de tener un órgano de evaluación y no lo aceptaron: no se convirtió en prioridad de los señores diputados. Ni el llamado Bloque Opositor lo hizo, sólo declaró que era algo muy importante y ahí quedó. Poco después lo mandaron al olvido. La revisión de las cuentas públicas municipales es todo un tema: aprobaciones generalizadas y un verdadero llamado a la impunidad; y con justificaciones fuera de toda racionalidad. En suma, la función de la Legislatura como contrapeso al Ejecutivo fue una gris ilusión.
Las deudas son muchas. Y los retos para la Legislatura entrante también. Hay al menos cuatro temas que el próximo gobierno (que tendrá mayoría en la cámara) ha comprometido en campaña. Uno de ellos es el Sistema Estatal Anticorrupción, el cual no sólo es armonizar con las leyes generales, sino armar o diseñar mecanismos propios y específicos para Zacatecas. La complicación requerirá de mayor esfuerzo de las fracciones mayoritarias y voluntad de la oposición. También está la revocación de mandato, iniciativa que tiene que ver con la promesa de Tello en el sentido de que “si no cumplo, me voy”. El tercer tema es la promesa de Presupuesto Participativo, que cambiaría toda la lógica de funcionamiento de la administración pública del estado. Y por último, el tema educativo: los poderes públicos deben proponer formas de conciliación entre las leyes aprobadas por el Congreso de la Unión y los reclamos de los profesores. El espacio local debe ser un lugar de conciliación de intereses, de otra manera la injusticia para profesores y ausencia de clase para nuestros niños seguirán en la mesa de noticias. Esperamos que la sesenta y dos Legislatura tenga una gestión que se pueda calificar de notable.
