A un año de los sucesos violentos que asolaron a Ayotzinapa, a pueblo y pobladores, y a todo México con ellos, hay que preguntar: ¿qué momento político se vive hoy? Un año transcurrió, ¿y qué se tiene? Circo, maroma y teatro políticos, no obstante la presencial intervención presidencial, hasta hoy incapaz de ser decidida y precisa respecto a demandas que está en su mano resolver y no lo hace. Pero sí nombra a Campa Cifrián para atender un problema que para él será imposible, en tanto la propia Presidencia, no asuma las decisiones reclamadas por los ofendidos y que tienen por eje la justicia con que se exige saber la verdad. De la cual, oficialmente no se quiere asumir ni ventilar ni muchos menos reparar su hueco: no con otra cosa que con la verdad.
Eso tendría consecuencias en el microcosmos, aunque el espíritu de “cuerpo”, “bien” aplicado, pero mal atendido en cuanto posibilitador imposibilitado para aceptar la verdad y las consecuencias derivadas de ello. A las consecuencias que pesan sobre las personalidades que algo deben a la justicia, se antepone el espíritu de cuerpo antes de cualquier otra cosa y eso impide el prevalecer la verdad de los sucesos y, por supuesto, la aplicación de las sanciones justas a que sean acreedoras las personalidades inodadas en auténticos crímenes, no sin faltar con ello al estatuto corporativo que a su ingreso, juran respetar.
Así se está a un año del suceso y el avance que hoy se da, la autoridad no lo deja florecer con la aceptación de la verdad plena y lleva a cuestionamientos de otro nivel y tiempo. ¿La España de Franco? ¿La Alemania de quién? ¿A los estilos de las dictaduras habidas en el Sur? En concreto, lo que hoy resulta más en absoluto cuestionado es: ¿qué Estado tenemos y de qué tipo? ¿México es o no, un estado democrático? ¿Los zacatecanos, convocados a celebrar elecciones estatales el año entrante, en qué condiciones reales será? ¿Pesarán en ellas, esos antecedentes nacionales violentos y nada democráticos?
La democracia es algo a aterrizar, a promover, a cultivar, a defender si se le ataca y ese es un problema de esclarecer y formalizar como se supone ya lo deben estar haciendo las instancias institucionales adecuadas, para Zacatecas, el H. Congreso del Estado y el correspondiente Instituto Electoral del Estado de Zacatecas. Instancias que deberán insistir en comportarse como lo que son: democráticas y creadas para garantizar precisamente elecciones democráticas. ¿Qué tan posible será cumplirle a la política, en el sentido de mostrar el cauce y los modos democráticos y la decisión de hacerlos respetar?
Ejemplos sobran: ¿cuánto tiempo lleva de estar en distintos muros y a lo largo del Estado, un círculo rojo, encima una letra D y un número: 16. Quien haya hecho eso, de tarados políticos no ha de bajar a ciudadanos zacatecanos, si nadie solicitó se hiciera una investigación al respecto y la realizaran las instancias jurídico políticas respectivas. Y un buen día aparece, en un diario de Zacatecas, una larga disertación de un personaje Jefe de una Delegación Política en el DF, quien descifra dicha letra D, al encomiar a David, su hermano, al que quiere ver como futuro Gobernador. Por supuesto, ingenio y recursos económicos tienen, Ricardo y su familia. De igual forma, algunos monumentales anuncios muestran al Senador Puente, con lemas breves, directos, que quieren ser mensaje positivo en nuestra pequeña jungla política.
El asunto es el mismo y se abre la incertidumbre: ¿estamos o no, en una democracia que se debe hacer respetar y se respete, o no? ¿Nuestras democracias, estatal y nacional, existen y cuentan con recursos para hacerse valer como tales por encima de las pretensiones partidarias, personales o de grupo, formal o informal?
Para colmo, Pedro de León anunció tener ¿220,000 televisiones? para entregar a los zacatecanos, ¿es el mismo juego? Por lo pronto, para los zacatecanos beneficiados es una innovación, pasar de las despensas a las televisiones. Al tiempo, si no las ingresan al circuito mercantil, pondrán a los zacatecanos masivamente en contacto con Televisa, ¿los hoy patrones del Senador Verde? Al final, ¿de qué tratan esas acciones y este proceso? ¿Competir de ese modo para “mantener a raya” a los zacatecanos y su pobreza?
Para el “camino”: “Un gobierno es democrático cuando ofrece a diferentes grupos periódicamente posibilidades constitucionales de competir pacíficamente por la conquista del poder político, sin excluir por la fuerza a ningún sector importante de la población». La utilización de medios pacíficos sigue siendo, junto con las instituciones y los principios de legitimidad que se dan por sentados, la condición o criterio de la democracia, a la que hay que añadir la posibilidad de lograr sin violencia la conquista -cabe añadir precaria y alternante- del poder.” Guy Hermet. (¿Ya de “perdis”?) ■