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miércoles, 1 mayo, 2024
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Estabilidad en el empleo y calidad educativa: la sabiduría de rectificar

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

¿Es cierto que si las personas en general (y los profesores en particular) tienen amenazado su trabajo dan más y mejores resultados? Con la idea de productividad que tienen los hoy gobernantes, confunden “destajo” con “trabajo productivo”. Este supuesto es altamente perjudicial para construir el desarrollo humano pues significa trasladar la lógica del trabajo precario con la productividad verdadera. Por el contrario, sobre todo en el trabajo educativo, cuando una persona goza de seguridad en el empleo se atreve a emprender procesos de innovación. Es decir, la innovación está relacionada con la seguridad en el empleo, y como la innovación (ahora mismo) es el núcleo mismo de la productividad en las actividades educativas, entonces, eliminar la seguridad es, en realidad, impulsar la improductividad. Justo lo contrario de lo que supone la base de la Reforma Educativa.

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La concepción de productividad en el trabajo a destajo también es nociva porque las condiciones de aplicación son, como vemos, muy conflictivas. Lo cual significa que la energía invertida en dichos conflictos es mayor a la requerida para alcanzar las metas. Por eso, dicha noción lleva directo a la neurosis institucional.

Debemos preguntar desde el otro lado de la moneda: ¿cómo la seguridad laboral contribuye a la calidad en el trabajo? Pues de variadas maneras. La seguridad es fuente de estabilidad, y con ella, se puede hacer planeación a mediano y largo plazo; se construye la identidad del actor más importante del currículo alrededor de la visión educativa; se pueden construir redes de trabajo con la certeza de que no desaparecerán en cualquier momento; genera arraigo en los territorios en los que se realiza la labor educadora. En conclusión, es muy importante contar con la estabilidad que hace posible la realización de un verdadero proyecto educativo de largo aliento: la seguridad de los profesores. La noción de productividad como destajo aniquila la base del emprendimiento educativo que necesitamos. Todo mundo tiene claridad sobre la necesidad de reformar el sistema educativo en México, por deficiente y de mala calidad. Exigir la derogación de esta propuesta de Reforma Educativa, no sólo debe ser por solidaridad de los profesores afectados, sino por la preocupación de la misma calidad de la educación. Es dañina porque esfuma la base de construcción de un proyecto que SÍ resuelva el problema.

A la Reforma Educativa le pasó lo que a la política de seguridad: no sólo no resuelve el problema principal, sino que creó un problema que no existía. Así las cosas, ahora tenemos no uno, sino dos problemas, el de la calidad (realmente no atendida) y el conflicto magisterial. De tal manera que pareciera que hubiera sido mejor que no hicieran nada. La acción del gobierno ha resultado contraproducente. Igual que en otras áreas del desarrollo. Luego entonces, lo mejor sería que llamaran a una evaluación seria y responsable de la iniciativa y, conforme a esa evaluación, rectificar aquello que ha resultado nocivo. Esperamos que el gobierno no quiera mantener esta guerra infértil por los siguientes dos años. En política pública, el Estado es el que tiene la responsabilidad principal, porque es quien conduce. Los mexicanos merecemos y necesitamos la cordura: la rectificación del camino mal emprendido.

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