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miércoles, 1 mayo, 2024
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Primeras notas: La audacia de la esperanza (sobre una ruta para la política)

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Por: Carlos Eduardo Torres Muñoz •

Los políticos, como los médicos, los abogados o los ingenieros, deben enfrentarse constantemente a decisiones cuyas alternativas les permiten apenas elegir entre el menor de los males. Todos nos enfrentamos a este tipo de dilemas éticos cotidiana, sino es que diariamente. Sobran cada día más estudios y aproximaciones filosóficas al complejo arte de vivir en libertad, con dignidad y en riesgo permanente de la decencia, en un mundo cuyas problemáticas apenas sí podemos imaginar. Retos traídos de otras culturas y latitudes del orbe nos confrontan constantemente a oportunidades y desafíos para nuestra consistencia ética. La diferencia para quienes estamos insertos en la vida pública, y dependiendo del grado de exposición que la circunstancia nos permita o exija, es que estos dilemas éticos y sus consecuencias se encuentran al escrutinio de una pluralidad creciente y apenas imaginable de actores e individuos. Por ello mismo, en ésta, la época líquida, es que se ha vuelto tan difícil y no pocas veces, inútil, el debate público. Si a ello agregamos el tamaño de nuestros problemas, y las pocas rutas exploradas en un contexto similar al nuestro, el fenómeno de lo político, parece a veces desvanecerse en la decepción y la mediocridad.
Por esta percepción que tiene meses dándome vueltas en la cabeza cada que me sitúo frente a la posibilidad de exponer algún tema de la agenda pública, es que encontrarme con la lectura de La audacia de la esperanza, del expresidente Barack Obama (Senador por Illinois, cuando lo escribió), fue un aliento y el descubrimiento de una ruta ética que me motivó para continuar en la vocación del servicio público y lo que es más aún: la política misma, entendida en el sentido más amplio del término y no sujeta ni a militancias, ni a banderas, sino a causas y agendas. Luego entonces, cederé a la tentación de compartir con usted lector, algunas notas de la visión de Obama respecto a la vida pública, del libro ya citado.
No vale la pena detenerse mucho en el por qué deberíamos prestar atención a las reflexiones de un estadista (cuando menos político trascendente) de los Estados Unidos. Me limitaré a exponer que sostengo que copiamos la Constitución de Estados Unidos, y sin embargo no llegamos más allá del texto, su arraigada cultura Constitucional nunca fue una tarea que nos llamara a imitar. Vivimos en un doble mundo normativo a partir de ello: el formal (aspiracional) y el real (injusto y salvaje). Pero también en el ámbito de nuestra vida pública: existimos en la sombra de un Estado al que hemos intentado imitar durante siglos, minimizando sus virtudes y potenciando sus defectos.
Comienzo con una nota que parece no solo adecuada, sino necesaria para la reflexión de mi generación en todo el debate público, pero especialmente en Twitter. Reflexiona Obama sobre su época de estudiante: empecé silenciosamente a darme cuenta del punto en que, en nuestras conversaciones de dormitorio, mis amigos universitarios y yo dejábamos de pensar y nos deslizábamos hacia la hipocresía. Era aquel punto en el que denunciábamos el capitalismo o el imperialismo americano con demasiada ligereza, en el que proclamábamos la liberación de las limitaciones de la monogamia o la religión sin comprender realmente el valor de dichos límites, y en el que tantas veces se adoptaba el papel de víctima como medio de eludir responsabilidades, exigir derechos o afirmar una superioridad moral sobre quienes no eran víctimas.
No es que esté mal el debate en redes, ni mucho menos la expresión de ideas inclusive a la ligera. Es que la deliberación en Twitter o Facebook (en una altísima proporción), se ha vuelto hasta cierto punto eso: una charla de dormitorio, en el que en la comodidad de no arriesgarlo nada, a veces, ni siquiera leer o responder a las visiones distintas a la nuestra. Menospreciar al otro, suponiéndose superior a través de la legitimidad o justicia de la queja o posición.
Si el lector y el medio me lo permiten, este es apenas un primer acercamiento a lo que serán varias entregas sobre varias reflexiones del extraordinario y necesario texto de Obama, para pensar e idear una nueva ruta para nuestra vida pública.

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@CarlosETorres_

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