“La mañanera”, conferencia de prensa que encabeza diariamente el presidente Andrés Manuel López Obrador, “es un curioso e interesante truco de relaciones públicas, pero esto sigue estando muy lejos de cualquier forma de democracia real”, afirmó Yavor Starinsky, especialista en Democracia Directa, radicado en Grecia.
Durante la conferencia “Democracia, federalismo y autonomía”, impartida en el coloquio “Autonomía y creación en el mundo contemporáneo: a cien años del nacimiento de Cornelius Castoriadis” organizado por la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ), opinó que el hecho de levantarse todos los días para hablar con los periodistas no representa un avance en la democracia, ya que el presidente sigue siendo quien ejerce el poder institucional.
“La arquitectura política (de México), hasta donde yo sé, sigue siendo exactamente la misma (de otros gobiernos) y a lo mejor hay un poco más de responsabilidad sobre las cosas a través de estos intercambios, pero desconozco la calidad real sobre el periodismo o de las personas que asisten, de cualquier manera, esto no es suficiente”, expresó.
Detalló que en gobiernos donde se obedece a los intereses de una oligarquía liberal, es posible que existan este tipo de acciones del presidente, pero “esto no por eso hay que pensar que esto es democracia, porque sigue siendo un término de oligarquía donde el poder está concentrado en un puñado de personas”.
Starinsky expuso que lamentablemente no hay muchos ejemplos de sociedades organizadas en una democracia real o directa y se refirió a países como Suiza, donde hay mecanismos de participación, pero en realidad no es una democracia directa porque es el Parlamento donde se concentra el poder político.
La implementación de referéndums o plebiscitos, aunque en el discurso plantean la participación de los ciudadanos, el problema reside en que generalmente tratan sobre temas que ya están decididos por quienes ostentan el poder.
Indicó que hay dos ejemplos que se pueden reconocer por su organización democrática real o directa y una de ellas se encuentra en México en las comunidades del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), donde se ha consolidado una federación de municipios autónomos.
El segundo ejemplo se ubica en el norte de Siria, en Rojava, donde se ha instaurado una organización de democracia directa, autónoma, y en este momento ya ha sido reconocida como tal.
Según expuso Starinsky, en Rojava “han encontrado un sistema de confederalismo democrático. Tienen un nivel básico de comunas y estas se integran por alrededor de 350 familias que se juntan y toman decisiones de manera colectiva. También tienen un representante, una especie de delegado, y las decisiones de los delegados tienen más poder que en niveles más arriba, lo que habla de que sí se conserva el poder de las comunas”.
Explicó que, en el primero y segundo nivel de su organización política, hay decisiones que se toman entre comunas, de tal manera que en la casa de una familia se pueden reunir representantes de diferentes comunas y las disposiciones que se acuerdan tienen validez para todas las comunidades participantes.
Detalló que una determinada cantidad de comunas conforma una ciudad y cada cantidad de ciudades integra un consejo, donde las decisiones se consultan con los delegados y estos a su vez lo hacen a las comunas, de manera que es en la base donde avala el acuerdo. Esto garantiza una comunicación adecuada y que la soberanía se quede en el nivel comunal.
Starinsky comentó que el último nivel organizativo, por encima de los consejos de las ciudades, es una Asamblea Confederada, el cual tiene parecido a la propuesta de Castoriadis de un Poder Central, ente que difiere mucho a un Parlamento y que “fungir como una red que permite conectar todos los otros niveles”.
Sin embargo, una crítica que se puede hacer a esta experiencia democrática es que, aunque las decisiones son tomadas a nivel comunal, prevalece la existencia de los partidos políticos y cierta influencia sobre los ciudadanos.
Al respecto comentó que Castoriadis fue crítico de los partidos políticos porque estos tienen una ideología propia, una agenda política y se constituyen burocráticamente, por lo que una comuna elige delegados que, si son miembros de algún partido, se convierte en “un doble agente que debe representar a la comuna y a su partido”.
