Recurriendo al factor sorpresa, el martes muy de mañana al rayar el alba, el gobierno de Oaxaca auxiliándose de la policía federal ocupó el edificio de las oficinas educativas del estado, seguidamente dio conocer un decreto por el que se regirán las nuevas relaciones laborales entre los profesores y el patrón gobierno. Es un duro golpe sobre el que no se ha escrito la última palabra y el desenlace y rumbo de la reforma educativa lo veremos a partir del inicio del próximo ciclo escolar. Ante la contundente acción por parte del gobierno oaxaqueño de descabezar al aparato administrativo que había estado en manos de la Sección 22, vendrá la esperada reacción. Si no ocurriera en gran magnitud podría ser el principio del fin de la resistencia a la reforma educativa y su derivado la LSPD. Ley a la que los que se han venido resistiendo y manifestando quienes la consideran punitiva y atentatoria de los derechos y permanencia laborales de los docentes. La fuerza de ésta dependerá además de la movilización de los maestros del estado en el que vieron sus primeras luces Juárez y Díaz dependerá de la solidaridad de la CNTE y el grado de movilización y simpatía hacia el nuevo capítulo de lucha por parte de la sociedad y del magisterio nacional. Sobre todo de este último considerando las manifestaciones de descontento y acciones de protestas en todas las entidades del país. Si el descontento y rechazo a las evaluaciones va en crescendo podríamos estar viendo una reedición del 89, aunque con otras demandas. La adhesión al rechazo de la reforma es un factor clave, pero si la mayoría de los afiliados del SNTE aceptan acríticamente o se resignan, apechugan pues la reforma y sus alcances, entonces la lucha de la CNTE y demás profesores disidentes e inconformes verán frustrado su propósito de echarla abajo.
Como reza una de las leyes de la física sobre las propiedades de la materia, el IEEPO no desaparece, solo se transforma. Cambia de ser el viejo al nuevo IEEPO (Instituto de Estatal de Educación Pública de Oaxaca). Que distingue al anterior del que lo sustituye a raíz del decreto emitido por el vacilante gobernador Gabino Cué apenas el martes 21 de este mes de julio. Instituido por el gobernador priista Eladio Ramírez en el marco del ANMEB de 1992, cuando arrancó el proceso de descentralización (¿federalización?) de la educación. Con la restructuración del nuevo instituto quitan el control sobre la educación a la Sección sindical más consolidada de la CNTE, dejando a los miembros de esta fuera de las funciones administrativas de la enseñanza. En el anterior Instituto su Junta Directiva, según Reforma, (22 de julio de 2015), carecía de funciones, para ocupar el cargo de Director no se ocupa cubrir requisitos, los cargos para las Unidades Administrativas (Departamentos de servicios regionales) eran nombrados por el Comité Ejecutivo seccional y ratificados en Asambleas, todas las minutas y acuerdos entre las partes se ponían en operación y las decisiones, leyes y políticas deberían consultarse con la Sección 22. Con el nuevo organismo la Junta detalla sus funciones, para ocupar el cargo de Director nadie que haya tenido una comisión sindical en los últimos cinco años previos es candidato, los jefes de las Unidades administrativas tendrán el visto bueno de la Junta Directiva, quedan sin efectos minutas y acuerdos previos al último decreto y lo que mete mas ruido a la confrontación de las partes: el decreto de Cué “ordena al Director aplicar la reforma constitucional de los artículos tercero y 73, aprobados en 2013, así como sus leyes reglamentarias. A todo lo anterior habría que agregar la reubicación en escuelas y frente a grupos en sus lugares de adscripción y “según las necesidades del servicio”, de los maestros ahora ex funcionarios.
A raíz del golpe dado por el gobierno peñista y ejecutado por el gobernador al que se señala como traidor, viene el tema polémico que invita al debate: ¿puede un sindicato como organismo gremial encargado de la defensa de los trabajadores asumir funciones propias de un patrón? Desempeñar el doble rol de defender los derechos de los agremiados además de ser el intermediario o correa de trasmisión del patrón para efectuar los pagos, entregar los estímulos y ser el distribuidor de los recursos del gasto educativo. ¿Cómo se justifica que un aparato educativo de un estado sea el responsable de la asignación y movilidad de las plazas laborales de los maestros acatando acuerdos sustentados en prácticas corporativas y clientelares en donde se premia la disciplina y se castiga la disidencia (o de plano se inhibe) de quienes no comparte los acuerdos de las asambleas? Porque resulta que los altos directivos y mandos medios del IEEPO estaban copados casi en su totalidad en calidad de trabajadores de confianza por profesores impuestos por encima de la voluntad del Poder Ejecutivo quien es el que paga y fija los lineamientos educativos y debiera encargarse de supervisar su cumplimiento.
Justamente el magisterio democrático tuvo históricamente como una de sus banderas más emblemáticas la democratización sindical. Pero cuando la idea y práctica de la democracia va más allá del ámbito gremial e invade los terrenos de la parte oficial atribuyéndose, funciones propias de esta última parcela surge un mazacote del que resultan prácticas que han llevado al magisterio y a la educación de Oaxaca a la situación que hoy se vive, resultando de esto una beligerancia de los educadores cuyas acciones resultado de sus manifestaciones no son precisamente pacíficas ni se ejecutan buscando el bien general a favor de la comunidad, por el contrario alteran las actividades y derechos de terceros que sin tenerla ni deberla pagan las consecuencias bajo el argumentos de que sus actores las realizan como medidas de presión. Bajo el argumento de la defensa de los derechos que han devenido en privilegios, esta democracia sui generis como la asume el magisterio oaxaqueño se rige más por el peso de la inercia que el de la transformación. Se habla de una transformación pero que se niega a cambiar el estado de cosas. Pues como en otras latitudes, los compañeros maestros de la Sección 22 defienden el derecho a heredar las plazas y a la asignación automática de éstas a quienes aspiran ingresar al servicio. Prácticas inerciales que alimentan y reproducen el clientelismo corporativo. Pareciera que han buscado imponer el autogobierno o hacer de su estado una especie de comuna cuando los recursos para el pago de salarios y servicios dependen de los impuestos de los trabajadores de todo el país. Por más importante que sea la 22 dada su membrecía y al papel que representa al magisterio disidente más numerosos y organizado agrupado en la CNTE, una cosa es ser la parte defensora y otra muy diferente la patronal cuando las esferas y funciones deben estar delimitadas. De lo contrario cuando se fusionan ocurre la simbiosis como la que se observó con los cacicazgos del SNTE en la que el sindicato era parte o brazo ejecutor del patrón gobierno. ¿De quién deberían cuidarse los maestros, quien vería por ellos si el defensor y el verdugo eran los mismos? La endogamia incluida la académica, es fuente de degradación.
El golpe esta dado y la única forma de revertirlo será la movilización y el apoyo que pueda surgir e incrementarse conforme se acerquen y apliquen las evaluaciones y si los maestros ajenos a la CNTE unen sus fuerzas y se integran a la lucha por la derogación de una reforma impuesta desde fuera y en la que los maestros, actores principales de la transformación que el país requiere no fueron consultados, pero que además se atenta anti constitucionalmente contra su permanencia y seguridad en el empleo. Por encima de todo, la democratización entre las filas magisteriales frente a un SNTE domesticado y cooptado, sigue siendo una asignatura pendiente. ■
