Nadie puede negar que un tema nodal del estado y el país es la vigilancia, defensa y garantía de los derechos humanos. La vulneración de los mismos en nuestras tierras ha sido constante nota internacional. Migrantes (incluido niños y defensores de estos), sistema de justicia, derechos sociales, víctimas del crimen, etcétera, han dado muestra de que en México hay un cuantioso déficit en garantía de los derechos humanos. Pero no es todo lo grave del tema, de manera especial está la situación de ineficacia de las comisiones de derechos humanos; empezando por la nacional; y siguiendo con las comisiones de las entidades federativas. El centro de la crítica a estas instancias es la omisión. No investigan, no integran observaciones a tiempo, no intervienen o, solamente no aparecen. Los estudios de esta mega-omisión conducen al mismo punto: la falta de autonomía de estos organismos respecto a los poderes estatales a quienes tienen que vigilar.
En Zacatecas se ha señalado el estado de inacción de la Comisión de Derechos Humanos, y las diversas quejas de plegamiento a los designios del Ejecutivo. Su presidente cortaba listones junto a las autoridades, pero no desplegaba investigación, reportes e informes de grupos vulnerables, ni diagnóstico del estado de la cuestión de los derechos humanos en la entidad, mucho menos acciones de seguimiento o propuestas remediales. Nada. Con la construcción del Programa Estatal de Derechos Humanos se puso de manifiesto que en muchos años no ha habido atención mínima al tema. Se esperaba que la Comisión aportara los mejores elementos diagnósticos y propuestas para armarlo, y ni siquiera llegó a ponencia básica. Una calamidad. Pero su presidente no dejaba de jactarse en actos públicos que era buen amigo del gobernador. Así las cosas, a la pregunta de qué retos tiene la nueva Comisión de Derechos Humanos de Zacatecas, la respuesta es, sin duda: hacerlo todo.
A la nueva presidenta de la CDHEZ, se le cuestionaba que labora en el gobierno del estado y, eso, era un elemento de duda razonable sobre su autonomía respecto al Poder Ejecutivo. Además, que los diputados oficiales (PRI-Verde-Panal), que obedecen al gobernador, la apoyaban sin ningún sentido crítico. Todo esto es cierto: hay elementos de duda y fue electa con los votos oficiales. Pero también observamos elementos de esperanza: la nueva presidenta entrará a sus funciones cuando el actual gobierno va de salida, lo cual hace pensar que no deberá apoyos al gobierno entrante, y eso, sin duda es un factor de independencia. También observamos que fue apoyada no sólo por los votos oficiales, sino de una parte importante de la oposición, sumó 23 de 30 votos, 76 por ciento de los mismos. Y por último, el compromiso que asumió en la construcción del Plan Estatal de Derechos Humanos, el cual arrojó un documento que señala algunas innovaciones importantes, como la creación de un órgano evaluador de política pública con enfoque de derechos humanos, y la formación de ciudadanía en los jóvenes. Luego entonces, hay retos enormes y dudas sobre la autonomía de la Comisión, pero también hay indicios razonables de esperanza: estaremos muy atentos al desempeño de Luz Domínguez en esta tarea esencial para el desarrollo humano en Zacatecas.
