El Sindicato Nacional de trabajadores de la Educación (SNTE) fue gestado desde arriba de la cúpula gobernante: por iniciativa de Ávila Camacho se le da unidad a los diversos movimientos magisteriales alrededor de la estructura corporativa del partido en el gobierno. Son los años de la transición de PRM a PRI. Y también los años de consolidación del agrupamiento orgánico de los trabajadores al Estado autoritario por medio del partido oficial. De tal manera que no nació por iniciativa de los propios trabajadores y no emergió independiente. Desde su origen, el SNTE se convirtió en pilar del régimen del Ogro Filantrópico, por ello, su vida interna fue un rosario de caciques sindicales con nombre de líderes gremiales. De 1943 a 1972 se sucedieron dirigentes en función de los cambios al interior del gobierno; y después del 72, se impone el dominio de Carlos Jongitud Barrios (los dos primeros años con nombre prestado) que dura hasta 1989. Y luego viene la intervención de Salinas para imponer a Elba Esther Gordillo, hasta que terminó su mandato en 2013. El SNTE siempre fue agencia de gobierno, grupo de presión y columna del régimen, y en esas funciones la corrupción era la moneda corriente al igual que la captura de la propia Secretaría de Educación. Se convirtió en sindicato-patrón, lo que permitió su ascenso a los cielos de la corrupción por la ausencia de todo contrapeso en su poder, con la tolerancia del PRI porque le resultaba funcional. El problema inició cuando la maestra Gordillo puso en duda la adscripción incondicional del sindicato al PRI con la conformación del Panal, y los acuerdos electorales con Felipe Calderón en 2006.
Ahora, después de enviar a Gordillo tras las rejas y apretar las tuercas adecuadas, tienen al sindicato y al Panal controlados y al servicio indiscutible de los planes oficiales. Y una vez asegurado el control, las promesas de acabar con la corrupción en y del SNTE quedaron en el olvido. Porque lo que siempre le preocupó al gobierno no era la corrupción, sino el control político. Así las cosas, lo que sigue es acabar con la fracción del sindicato que se mueve con independencia y resiste los mecanismos de dominio: la CNTE. Creada, de hecho, bajo la bandera de independencia y democratización del sindicato desde 1980. Veremos circular acusaciones de corrupción y delincuencia para deshacerse de la resistencia, mientras (paradójicamente) permiten la corrupción-real a fin de asegurar las lealtades políticas que requieren para continuar con los planes de quien, a la fecha, tiene ocupado el Estado en México. No es gratuito que el PRI haya inoculado las llamadas ‘semillas envenenadas’ al Sistema Nacional Anticorrupción para hacerlo fracasar. Un sistema anticorrupción autónomo y objetivo puede ser altamente nocivo para los grupos que manejan al partido oficial porque les quita la posibilidad de manejar la situación. Por ello introdujeron la figura de una ‘comisión ciudadana’ con la esperanza de convertirla en el dispositivo de mando y que les permita tener señorío sobre dichos procesos. En suma, ni al SNTE ni al gobierno preocupa realmente la calidad educativa. Lo único que sí les interesa es el control político, aun cuando tenga que dar la espalda a los maestros que son agredidos, y convertirse en cómplice de la violencia del Estado.
