En este tenor, la titular de la FGJCDMX, Ernestina Godoy Ramos, informó que de enero a abril de 2021 las denuncias por delitos contra la intimidad sexual se habían disparado 184.1%. Es por esto que familias, escuelas y autoridades tenemos un largo proceso de aprendizaje precisamente para dar atención a la seguridad en redes. La implementación de la Ley Olimpia nos presenta claroscuros: a pesar de la creación carpetas de investigaciones al respecto, y casos vinculación a proceso por violar esta Ley, la colectiva feminista «Luchadoras» reporta que, de las 2,143 carpetas de investigación abiertas en 18 estados por difusión de imágenes íntimas sin consentimiento, encontradas a través de solicitudes de información a las fiscalías, hasta febrero de 2020 sólo se habían dictado cuatro sentencias condenatorias. En pleno 2022 aún es noticia las denuncias que llegan a vinculaciones a proceso.
Como sociedad tenemos que seguir aprendiendo como dar atención adecuada en esta materia. Un ejemplo de cómo aún falta sensibilización fue el de la Influencer «Joss Stop», quien violó la Ley Olimpia, e incurrió en un asunto de almacenamiento de pornografía infantil por almacenar y reproducir un video sexual de una menor de edad. El caso de esta influencer puso el dedo en la llaga, en como mucha de esta violencia sigue siendo normalizada. Incluso, otro tipo de conductas como la creación de grupos en WhatsApp u otras aplicaciones para repartir videos o fotos con contenido sexual sin el consentimiento de las mujeres que aparecen, han sido reportados con mayor frecuencia desde la aprobación de la Ley. Estos casos nos remiten a la necesidad de hacer labor de sensibilización con el público general, sobre todo varones, para socializar que estas conductas no son «crimines sin víctimas» si no son crimines a secas. Las familias igualmente debemos naturalizarnos con las diferentes herramientas para mantener la seguridad en internet e integrar a las pláticas con nuestros y nuestras jóvenes la discusión de como ejercer una sexualidad sana. Esta también debe implicar ejércela de forma segura en el mundo digital. Esto implica por lo tanto educarnos más a fondo no sólo sobre estos fenómenos, también sobre cómo combatirlos. Conlleva igualmente confrontar prejuicios que existen respecto a la sexualidad femenina, y la sexualidad en nuestro país, así como salvaguardar el derecho a la intimidad de las personas.
No sólo existe la Ley Olimpia, existen asimismo diferentes protocolos que las diferentes aplicaciones han implementado para salvaguardar la seguridad de sus usuarios e usuarias. Tanto Facebook como Twitter tienen mecanismos de denuncia, que pueden dar respuestas más rápidas a la difusión de material sensible, incluyendo el de carácter sexual no consensado. Es necesario igual difundir que los cuerpos policiales cuentan ya con personal que puede dar seguimiento a este tipo de delitos, ya sea a través de Policía Digital, en las Fiscalías Especializadas o en los Centros de Justicia de las Mujeres. Que estos delitos se cometan en el plano digital no implica que no pueden perseguirse o condenarse. En un mundo con cada vez mayor presencia digital, es urgente considerar la seguridad de las mujeres en este espacio.
