Tras quince días de incertidumbre para la familia del compañero universitario Jobany Torres Becerra, estudiante de Ciencias de la Tierra de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), quien fue detenido y enjuiciado en Nicaragua por simulación de delito, el caso ha tenido un desenlace relativamente positivo con la liberación y repatriación del zacatecano, quien por fin ha vuelto a casa, junto a sus seres queridos.
Este hecho dio cuenta de los esfuerzos de los familiares de Jobany, que no se quedaron con los brazos cruzados y gestionaron la participación de las autoridades consulares para lograr su liberación. También es preciso reconocer el involucramiento de los medios de comunicación locales que fueron pieza importante para conocer y dar seguimiento a la situación del universitario. En ese sentido, los periodistas zacatecanos hicieron eco del reclamo de los familiares del universitario ante la sociedad y las autoridades, contribuyendo a que los gobiernos estatal y federal atendieran el caso con prontitud.
Sin embargo, lo que quedó a la vista fue la debilidad de la comunidad universitaria para actuar ante los hechos en que se vio involucrado uno de sus integrantes ya que la reacción tardía de autoridades y alumnos no tuvo ningún efecto positivo. Esto provoca la reflexión respecto a la participación de la comunidad estudiantil y la necesidad de organizarse buscando un foro, una trinchera en común que permita reacciones inmediatas ante este tipo de situaciones u otras que se pudieran presentar en la población de nuestra Máxima Casa de Estudios o de cualquier otra institución.
Si bien es cierto que los estudiantes se movilizaron para recabar un número considerable de firmas, debe reconocerse que fue una actuación tardía. Aunado a la desvinculación con otros sectores estudiantiles, y la casi nula participación de asociaciones civiles. La sociedad civil se queda como mera espectadora por que no ofrece organizaciones, foros, trincheras o canales donde puedan alzar la voz.
La actualidad demanda una mayor organización social, y en el caso de nosotros, los estudiante, la propuesta es conformar una red estudiantil estatal donde tengan representación las diferentes instituciones educativas lo que permita a los estudiantes tener capacidad de reacción, movilización y presión ante tales sucesos, puesto que todos estamos expuestos a algún tipo de eventualidad, sino igual, si parecida o que nos ponga en riesgo.
Es preciso promover la participación del estudiante y de la sociedad civil en el sentido de Antonio Gramsci, cuando plantea la necesidad de una organización sustentada con los de abajo, con la capacidad de movilidad social donde podamos dar siempre la lucha por defender a los nuestros. Una participación estudiantil y ciudadana, civil, por demás amplia, como lo explica el sociólogo Sergio Tamayo, que no sólo implique la manifestación pública o la discusión respecto a temas políticos, sino que aborde problemáticas que atañen a la comunidad y a la sociedad en general.
Es basta la problemática por la que la sociedad zacatecana transita, por lo que sus jóvenes estudiantes también padecen cuestiones de pobreza, de falta de empleo, de inseguridad, de salud, etc. Se necesita organizarse en torno a objetivos en común, con ideales solidarios, una organización que sirva de megáfono a las demandas estudiantiles y ciudadanas. ■
