Tal y como registró, La Jornada: “Anoche en Palacio de Gobierno Miguel Alonso Reyes entregó de manera formal la administración a Alejandro Tello, como testigos del acto solemne estuvieron el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia, Armando Ávalos y el rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), Antonio Guzmán”. Esta última, una interesante inclusión, para presenciar tal evento. Inesperada, por el público; significativa, no obstante, por las horas en que ocurrió. Ya se verá como operará, a lo largo de los respectivos períodos, esa relación interinstitucional que para bien de los zacatecanos, potencialmente, tiene mucho que ofrecer, si se realiza o desarrolla, al poner por delante, cada institución, sus múltiples y añejas exigencias de atención y coincidencias, sin desmedro de la respectiva libertad institucional, sino todo lo contrario, pues la creatividad e inventiva universitaria a desplegar ante problemas de todo tipo, puede, con autonomía, respeto mutuo y cooperación, generar u ofrecer formas de ayuda a los zacatecanos, para capacitarlos y prepararlos para descubrir, formular y enfrentar de distintas formas sus problemas, muchas veces añejos y hasta hoy no resueltos o abandonados, aun sin brindar atenciones mínimas a quienes los padecen: Zacatecanos y mexicanos, excluidos de un neoliberalismo, cuya condición económica no los califica para merecer la atención o las atenciones que merecen, como humanos, para empezar.
Por supuesto, confrontar eso es un reto pues la realidad de Zacatecas, como todas, está hecha de realidades y reconocer su complejidad conlleva asumir su problemática, con creatividad e inventiva. Hoy, eso es, coyunturalmente, coincidente con el inicio de un quinquenio, del gobernador Tello y un cuatrienio, del Rector Guzmán. “Esto para cumplir con el mandato de ley de homologar la realización de elecciones federales y locales a partir de 2018.”, según La Jornada. De cualquier forma, aún con semejante astringencia temporal – coyuntural, tan singular como eventual “conjunción”, conlleva, como opción, reconocer, enfrentar y abrir, universos de posibilidades que de muchas maneras, hasta inéditas, pueden o puedan probarse para beneficiar a miles de zacatecanos, hasta hoy excluidos de lograr o de avanzar en impulsar y probar opciones nuevas o diferentes de desarrollo que superen a las ofrecidas hasta hoy, por un neoliberalismo, excluyente y astringente, en lo social, por definición.
A estas alturas del día, en el Palacio de Convenciones, los 30 diputados locales ya tomaron protesta al gobernador Tello, quien excepcionalmente no cumplirá un sexenio como tal, sino sólo estará al frente del Ejecutivo cinco años para cumplir con el mandato de ley y homologar la realización de elecciones federales y locales a partir de 2018. No obstante su sensibilidad y con los pies en la tierra, en su alocución, señaló: “seré un gobernador serio, porque serios son los problemas y retos de nuestro estado”. Según la metáfora médica, Zacatecas sería un enfermo grave, que “no está desahuciado”. Su claridad radica en una identificación que llevada a identidad, puede ser garantía que lo impulse al cumplimiento, pues aseguró: “el campo será mi campo de trabajo, será un campo que se desarrolle, tecnifique y comercialice como nunca antes en el estado”. En dos líneas, concretó el núcleo de un programa, habrá que estar pendientes de su despliegue, realización, alcances y avances, concretos.
La radicalidad asumida por el gobernador Tello, es obvia. En entrevista con Notimex, consideró que el estado requiere de tratamientos y cura para enfermedades graves como el cáncer, que son dolorosas, que no son fáciles, pero “lo haces o te mueres”.
Eso vale para su Gobierno, ¿qué tan preparados, convencidos y prestos están, los mandos de su Gabinete, como para asumir su trabajo y acompañarlo en el suyo, con la misma radicalidad perceptiva, valorativa y lo clave, práctica? Tal interrogación se responde con hechos, realizaciones que imponen más un intenso trabajo, práctico y político, a ras de tierra, por encima de toda grilla.
¿Qué verían, qué vivirían, durante su campaña política de arribo, quienes anduvieron en campaña con el hoy, gobernador Tello? ¿Cuáles son las caras nuevas y cuál es su novedad? Algo interesante resalta, de cumplirse: “caras nuevas, no serán mañas nuevas” y su advertencia: medirá los resultados de la burocracia, para despedir a quien no cumpla. Eso incluye la estatura, también la alta burocracia será despedida, si no cumple.
¿Qué implica todo eso? Brindar la capacitación concreta para alcanzar los fines o concretar los efectos esperados, acorde todo, a la complejidad del Estado. Una, reducible, pero no simplificable, por correrse el riesgo de incurrir, el discurso en demagogia. Complejidad de los problemas a enfrentar, en cambio, mediante la construcción de incrementos, encaminados a conseguir una complejidad mayor. Por supuesto, incrementar la complejidad como vía para solucionar problemas complejos, no será posible mediante meras simplificaciones. La razón de fondo, simplificar no es desarrollar. En cambio, invertir recursos públicos para generar incrementos de complejidad y resolver problemas públicos, con distinta pertinencia, intensidad y calidad, SÍ puede generar desarrollo o avances en la superación de problemas, por decir. ■
