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miércoles, 1 mayo, 2024
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La administración pública no debe ser un botín de guerra

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS • admin-zenda • Admin •

En Francia existe un servicio profesional de carrera desde la época de Napoleón Bonaparte. Con ello han garantizado una administración pública con altos niveles de profesionalización, apartidista en el desempeño de sus funciones, servidores públicos altamente capacitados para ser leales al Estado francés y no a los gobernantes en turno, de quienes se espera claridad en el rumbo de la política aprobada en las elecciones, y respeto y confianza en las capacidades técnicas de la burocracia a su mando para aplicar las nuevas orientaciones de los gobernantes recién electos. En ese país europeo y en muchos otros del mundo, abandonaron ya hace mucho tiempo la idea de que la administración pública es un botín a repartir entre los militantes más destacados en la campaña electoral, sin importar la preparación de que dispongan para desempeñar funciones muy específicas. Un dato muy significativo es que durante las alternancias políticas, en la rama de la seguridad pública sólo hay relevo en no más de cinco altos mando.

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Lamentablemente, en nuestro país todavía reproducimos el triste espectáculo del nerviosismo de miles de buenos burócratas medios, expertos en sus temas, ante el riesgo de ser despedidos, con buenas o malas maneras, pero a fin de cuentas despedidos, y a ejércitos de suspirantes que ruegan que los “acomoden” donde sea, especialmente donde haya posibilidades de corrupción. Los nombramientos de Jesús Murillo Karim como procurador general de Justicia y Aurelio Nuño Mayer como secretario de Educación Pública en el gabinete federal, son ejemplos a la vista de designaciones definidas sin consideración a su idoneidad para el cargo, cuyo desempeño ha sido desastroso para el país y los ha hecho merecedores de sanciones administrativas, políticas y penales. O el caso de José Antonio Meade Kuribreña, actual secretario de Desarrollo Social, quien ya  ha desempeñado igual cargo en Hacienda y en Relaciones Exteriores, como si fuera un experto en la materia de cada una de ellas.

De lo anterior se desprende que no basta, ni es lo más importante, que haya caras nuevas en el gabinete, sino que lo que importa es que los designados sean expertos en el ramo que quedará a su cargo y conozcan a fondo los propósitos, objetivos y metas del gobierno. Y dadas las experiencias recientes, no sería demasiado pedir que sean capaces de comunicar con claridad los proyectos estratégicos a su cargo y los avances de cada tramo de la ruta crítica. Pero lo más importante es que siempre tengan claro que el soberano es el pueblo y que los recursos a su cargo siempre deben utilizarse para procurar el bienestar general. Ojalá que todos ellos reciban un salario decoroso y publiquen de buena manera las tres declaraciones referidas en la nueva ley conocida como 3 de 3.

La sociedad zacatecana estará muy atenta para analizar con detenimiento los nombramientos de quienes dirigirán el sistema local anticorrupción. Esperamos que todas sean personas con un prestigio que cuidar y con el carácter necesario y suficiente para cuidar su autonomía e independencia, ya que serán indispensables para lograr el desempeño que todos esperamos.

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