■ Estudio revela tendencia a la enseñanza convencional
Según un estudio realizado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), 35.5 por ciento de los docentes de bachillerato no utiliza ningún tipo de material para impartir sus clases y solamente 12 por ciento utiliza las tecnologías de la información y la comunicación.
Asimismo, 25.8 por ciento utiliza el pizarrón; 6.3 recurre a material didáctico; 13.7 usa libros de texto, y 6.8, cuadernos, lo que muestra por una parte las deficiencias y carencias en los planteles y por otra la tendencia de los maestros a la enseñanza convencional.
En ese sentido, el INEE señala que uno de los principales rezagos en los procesos de enseñanza del nivel medio superior es precisamente que los docentes en ese nivel no utilizan adecuadamente esas tecnologías.
Por tanto, el análisis detalla que los docentes requieren desarrollar estrategias flexibles de trabajo en el aula y recurrir al uso de las tecnologías, además que requieren emprender trabajo diferenciado para los alumnos.
Al respecto, las cifras indican que 80 por ciento de los maestros de bachillerato desarrolla estrategias de enseñanza para todos sus alumnos en conjunto, mientras que 7 por ciento se focaliza en grupos pequeños de estudiantes; 8.3, en grupos grandes, y 4.8, en alumnos individualmente.
Otro hallazgo en el estudio de observación en el aula, es que “los docentes utilizan la mayor parte de su tiempo en actividades de enseñanza, pero no logran enganchar a los estudiantes”, es decir, no logran un mayor interés en ellos.
En el rubro de Tiempo Promedio de Instrucción
del docente, 71 por ciento de trabajo frente a grupo se utiliza para el aprendizaje; 25 para la administración de la clase, y 4 en actividades “fuera de su papel”.
En lo que respecta al Tiempo Promedio de Instrucción de alumnos, 53 por ciento del tiempo es destinado al aprendizaje; 35 por ciento a actividades del alumno “fuera de su papel”, y 12 por ciento a la administración de clase.
Por último el INEE afirma que hay evidencia de que los planteles de educación media superior con trabajo colegiado frecuente registran una probabilidad 8 veces mayor de impulsar prácticas docentes más efectivas (retroalimentación a alumnos, resolución de dudas, uso de ejemplos cercanos a la realidad, entre otros) que los planteles que no realizan trabajo colegiado.
