Con el propósito de ayudar a pacientes con trastornos de ansiedad derivados de la pandemia de Covid-19 para que se adapten a una nueva realidad, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) informó que ofrece terapias que se enfocan en el acompañamiento para tratar dicho fenómeno fisiológico mediante un asesoramiento.
Desde la Coordinación de Evaluación de Salud en el Trabajo del IMSS, se resaltó que este fenómeno limita la funcionalidad de las personas y le hace perder la capacidad de desarrollar sus actividades cotidianas. Por ello, se trata de identificar y buscar el apoyo del especialista en salud mental para poder tratar estos síntomas.
La mayoría de las personas recupera su funcionalidad al 95% después de iniciar el tratamiento
Estos trastornos, han manifestado expertos del IMSS, pueden aparecer en cualquier edad y, debido a que se presentan por cambios en los estilos de vida como problemas de pareja y económicos, pérdida del empleo, diferencias con los compañeros, acoso, exceso de trabajo, entre otros, predominan en los adultos en edad productiva.
De acuerdo con especialistas adscritos al Seguro Social, la ansiedad se manifiesta como una sensación de aprensión difusa, desagradable y vaga, la cual puede estar acompañada por sudoración, palpitaciones, opresión en el pecho y falta de aire, lo cual es confundido con afecciones cardiacas, sin embargo, se trata de descargas adrenérgicas, exceso de adrenalina en el cuerpo, producidas por la angustia por la cual atraviesa la persona.
Cuando los síntomas son intensos se presentan problemas de sueño, ausentismo o sólo asiste a checar en la empresa sin tener productividad laboral, lo que hace necesario acudir con el psiquiatra para recibir terapia farmacológica y recuperar la funcionalidad a través de ansiolíticos o medicamentos que regulan los neurotransmisores.
Al respecto, desde el IMSS se ha subrayado que estos trastornos son manifestaciones emocionales factibles de tratar y de curar, pues muchas veces los pacientes en cuanto inician el tratamiento después de un par de meses recuperan una funcionalidad muy cercana al 95 por ciento, para el caso de los adultos.
En el caso de los menores, se observa en condiciones muy estresantes para ellos, como la separación de los padres, regreso a clases o por cambios en la dinámica de la familia. Se pueden presentar alteraciones en la convivencia con padres y compañeros, en el sueño, terrores nocturnos, dejan de comer o incrementan el apetito, sudan sus manos y se muerden las uñas.
Mientras que en los adolescentes este trastorno se experimenta por bajo rendimiento escolar y problemas en la socialización con sus compañeros; mientras que los adultos mayores, esta angustia se expone generalmente con problemas en la convivencia con sus pares y en situaciones de pérdida de familiares y amigos.
