Cinismo es el principal adjetivo calificativo para describir a la clase política. Tan sólo en una semana hemos sido testigos de una serie de sucesos que ponen en entredicho la probidad de las personas; personas que, en este caso, están en cargos importantes dentro de Gobierno Federal.
El primero de ellos es el suscitado por Ernesto Javier Nemer, subsecretario de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en Gobierno Federal, la nota apenas circuló en estos días, sin embargo, estamos hablando de una visita que realizó el subsecretario a la ciudad de Washington. Este subsecretario es el encargado del combate a la pobreza en México, el pequeño detalle es que este personaje lució un reloj que está valuado en más de tres millones de pesos.
El segundo de ellos es el que se sucedió con el titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de Gobierno Federal, David Korenfeld. En este segundo caso tenemos varias situaciones qué analizar, la primera de ellas es por qué el funcionario utilizó el helicóptero de la dependencia en la cual labora para un viaje de familia, el trayecto fue llevar a la familia de Korenfeld desde su casa al aeropuerto de la Ciudad de México.
El funcionario aceptó que “fue un error” haber utilizado el helicóptero para una cuestión personal y dijo, a través de su cuenta de Twitter que pagaría de su dinero el uso de la aeronave. Algo así como 60 mil pesos por el trayecto. Otro de los puntos a analizar es el hecho de las vacaciones que la familia tenía ya reservadas en uno de los resorts más grandes para esquiar de la Unión Americana. El costo de la habitación oscila entre los mil 900 y los 9 mil 495 dólares por día.
A raíz de que se dio a conocer que el funcionario y su familia utilizaron el helicóptero y que se confirmó que ingresaron a los Estados Unidos la familia canceló su reservación en el resort.
Otro hecho que llamó la atención apenas unos meses atrás con este mismo funcionario fue también un reloj ostentoso que portó en un evento con el Colegio de Ingenieros Civiles de México. El precio del reloj que utilizó este servidor público es de oro rosado y está valuado en 78 mil 417 dólares.
La pregunta es, ¿cómo es posible que un funcionario público pueda pagar un reloj de ese precio? Asimismo, es indignante cómo la mayoría de los funcionarios incluidos estos personajes se convierten en parte de la aristocracia mexicana.
Tan sólo en la última convención nacional de industriales de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación (Canacintra) tuvimos que esperar al presidente de la República, Enrique Peña Nieto, más de 40 minutos a que arribara al evento, ¿podemos estimar el costo de tener a mil 200 personas esperando por una hora al Presidente de la República? Y qué decir de la exagerada cantidad de personal de asistencia, de los Guardias Presidenciales y del Estado Mayor Presidencial asignados al evento.
Por otro lado, todos los elementos de seguridad mencionaban que no te puedes acercar el Presidente, que no puedes tocar o abrazar al Presidente. ¿Por qué un funcionario público debe ser inalcanzable? Tres filtros de seguridad, elementos de su guardia personal sentados entre los invitados, un simulacro del evento previo a que arribara el Presidente así como personal de limpieza que buscó eliminar cualquier tipo de “amenaza” (papel, vasos, café) para el Presidente.
Es impresionante cómo los mexicanos dejamos pasar esta serie de sucesos, no veo una sola sanción para el cinismo con el que se conducen los funcionarios. Aquí sin mencionar el cinismo de Hilario Ramírez “Layin” que ha manifestado que ha robado solamente “poquito” durante su gestión, que no sabe de dónde se pagó su última fiesta que costo más de un millón de pesos y el por qué levantó el vestido de una mujer durante su baile “triunfal”.
México debe despertar y exigir que todo este grupo de cínicos entiendan que son funcionarios públicos, que deben trabajar a favor de México y no de sus intereses particulares. La clase política no debe ser la aristocracia mexicana.
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