Saltillo, Coah. Ante “la mal llamada guerra contra las drogas” que generalizó la violencia en México, el análisis sobre la regulación de la marihuana debe ser integral para generar decisiones que “debiliten el poder económico” de los delincuentes, y no perder de vista lo que ocurre en Estados Unidos, “donde se concentra 25 por ciento de la demanda de drogas ilícitas en el mundo”, advirtió el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
Al clausurar el tercer foro de debate nacional sobre el uso de la marihuana, en el que académicos, universitarios y expertos revisaron las implicaciones económicas y de regulación, aseguró que “en México conocemos el alto precio que trajo la mal llamada guerra contra las drogas, porque, hay que decirlo claro, se partió de un diagnóstico equivocado y de una estrategia mal diseñada que generó una escalada de violencia sin precedentes”
Ante esto, “resulta necesario distinguir entre los daños que causan las drogas y los que causan las políticas de drogas equivocadas; hay que preguntarnos qué esquemas debemos adoptar para reducir el consumo y debilitar el poder económico de la delincuencia organizada asociada a su producción y distribución. Habría que responder cuáles son las implicaciones de regular o no la marihuana de cara al mercado estadunidense, cuyo marco normativo está cambiando. Aunado a la demanda que existe en México, debemos tomar en cuenta lo que pasa en el norte de nuestra frontera, donde se concentra 25 por ciento de la demanda de drogas ilícitas que hay en el mundo”.
Con el auditorio de la Universidad Autónoma de Coahuila como escenario, ante el gobernador Rubén Moreira, Osorio dijo que Coahuila es ejemplo de las consecuencias de la mala estrategia contra las drogas que se puso en marcha en la anterior administración.
“Hasta hace pocos años las calles estaban vacías porque había enfrentamientos, y sólo se veía ese enfrentamiento que lastimaba a la sociedad civil, generaba temor y miedo; hoy Coahuila es otro estado, se vive en libertad y tranquilidad, debemos seguir trabajando todos para conseguir la seguridad”, aseguró.
Sin embargo, en el debate “debemos ser capaces de definir con precisión cuáles son los costos del modelo actual y cuáles serían los de un esquema de legalización, no sólo en términos económicos, sino también individuales, sociales y de salud; una posible que la regulación de la marihuana no debe dirigirse hacia la generación de riqueza, sino priorizando la salud pública y el desplazamiento de los mercados negros, es comprender las implicaciones económicas del mercado de las drogas desde un punto de vista integral”.
Se pronunció por acciones para que los narcotraficantes “se puedan integrar a mercados lícitos” y habló de “detonar cadenas productivas en aquellas regiones del país donde se concentra la producción”. El debate es viable, añadió, “pero se debe considerar también que México tiene obligaciones y responsabilidades qué cumplir a nivel internacional”.
El debate en torno a la legalización de las drogas “es complejo”, pero en los foros de Cancún, Ciudad Juárez y Saltillo “se han ido identificando coincidencias, como el consenso sobre el uso terapéutico, y el de avanzar decididamente en la discriminalización efectiva de su consumo, y tomar en cuenta perspectivas de derechos de las convenciones internacionales de las que México es parte; el uso de la marihuana puede estar ligado con el derecho que todo mexicano tiene al libre desarrollo de su personalidad, entendiendo que la diversidad de ver al mundo no nos limita, nos enriquece, pero esta pluralidad debe tener un marco normativo sólido y actualizado, que cuente con el mayor de los consensos posibles. El tema debe analizarse desde perspectiva integral, que garantice libertades y derechos, pero también proteger la salud; se debe buscar una regulación que no se quede en lo punitivo”.
