La Gualdra 345 / Especial Elecciones 2018
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La sociedad despertó, pero el PRI-nosaurio sigue aquí.
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No es que Obrador sea el mejor, sino que los demás candidatos son absolutamente impresentables.
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Solamente cuando dejemos de creer en el mesianismo de un líder supremo, seremos capaces de crear desde nuestras potencias inmanentes e inminentes un auténtico cambio.
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Lo demás es retórica. Es decir, todo lo que no tiene un sustento en las prácticas cotidianas desde la esfera de la micro-política autogestiva está condenado a la ciega repetición.
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El ADN priista está en la clase política tanto criolla como morena, eliminar sus prácticas y hábitos no va a ser tarea fácil.
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La putrefacción de la clase política atraviesa el espectro de la vetusta derecha a la izquierda más recalcitrante, pasando por el centro camaleónico.
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No todos los actores y partidos políticos son iguales: algunos pueden resultar infinitamente más nefastos.
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La democracia no termina en las urnas, apenas ahí comienza su tenaz y larga marcha.
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Reinventar la política es reventar las formas establecidas de hacer política.
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Hace falta que la indignación social ante el sistema de gobierno imperante sea magma de auto-creación social.
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La democracia como régimen de vida inicia en la vida cotidiana, no es con consignas ni retórica como se genera un trabajo de construcción ciudadana horizontal.
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El advenimiento de un sujeto anónimo anómalo subalterno como sujeto político es una aspiración que otea el horizonte del imaginario subversivo contemporáneo.
Docente investigador de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
