Qué pasó con las dos escuelas públicas municipales que el Ayuntamiento de Zacatecas determino abrir en 1786 y cuyo sostenimiento dependería de los caudales del Colegio Seminario San Luis Gonzaga? Los parajes o lugares a los que hace alusión la resolución final que acordó el Cabildo, terminaron siendo distantes uno del otro aproximadamente un cuarto de legua: una se ubicaría en la Plaza “del Pirame”, a un costado de la parroquia principal (en la actual Plaza de Armas) y el otro en la Plazuela de Villarreal (hoy Jardín Independencia). Llama la atención el hecho de que los maestros de primeras letras a diferencia de los que ocuparían las cátedras en el seminario, que pagaron constante y sonante en el acto el costo de sus títulos, no pudieron pagar los treinta y seis pesos que les correspondían a cada uno, “por no tener, _ según dijeron_, con que hacer la exhibición”. Sin embargo, tanto Villalta como Ramírez, asumieron el compromiso de ponerse al corriente tan pronto y como se les pagara el primer tercio de su salario. Significa esto que los 300 pesos que iban a devengar como salario anual, se los harían efectivo en tres partes proporcionales pagándoles un tercio del mismo cada cuatro meses. La creación de estas dos escuelas, constituye de hecho el primer precedente de la escuela pública como un rasgo más de la secularización de la enseñanza. Las escuelas de primeras letras como hemos podido darnos cuenta, nacían bajo el signo de la pobreza de sus maestros.
En los últimos 14 años del siglo de las luces y durante la primeras dos décadas y media de la siguiente centuria, las escuelas de primera enseñanza existentes en la ciudad de Zacatecas siguieron siendo las dos que se establecieron con la reapertura del colegio seminario. Su sostenimiento en cuanto al pago de la renta de los locales donde funcionaban y el sueldo de los preceptores o maestros, dependía de los fondos o “caudales” de la institución de nivel medio, manejados directamente por las Cajas de la Real Hacienda de Zacatecas. A partir de que se produjo la expulsión de los regulares de la Compañía y durante los años inmediatos a su extrañamiento, el Ayuntamiento siempre estuvo demandando el establecimiento de dichas escuelas bajo el argumento de “ser notoriamente basto el vecindario”. (1) Así aparece escrito en el acuerdo que la Real Junta Suprema de Temporalidades tomado el 12 de enero de 1785 en la capital novohispana. Dicho acuerdo establecía además la reapertura del Colegio Seminario, inaugurándose con el nombre de Real Colegio de San Luis Gonzaga. La institución con su nuevo nombre aceptaría como alumnos a seminaristas porcionistas, obligados a pagar su colegiatura, y a colegiales con becas de merced, mismos que estudiarían las cátedras de gramática, retórica, filosofía y teología escolástica y moral. El susodicho acuerdo incluía el establecimiento de las dos escuelas de primeras letras, que fueron las mismas sobre las que venimos hablando, en las que, según se menciona en el testimonio respectivo: “Se enseñe no solo a leer y a escribir, sino también aritmética , y se sitúen en los lugares que al Ayuntamiento parezcan proporcionados, nombrando los maestros el señor vice patrono a proposición del mismo Ayuntamiento, que examinara previamente los opositores y velará siempre, como propio de su obligación de dichos maestros y del buen orden y método de la enseñanza. Que el rector, catedráticos y maestros de primeras letras tengan el sueldo que propone la Junta Subalterna de quinientos ps. el primero, y trescientos cada uno de los otros, y a mayor abundamiento una ración para sus alimentos”. (2)
Referencias:
1 ARHZ, “Copia certificada de los acuerdos tomados por la Real Junta Superior de Aplicaciones sobre la reapertura del Colegio Seminario con el nombre de San Luis Gonzaga de Zacatecas”, carpeta 1, folio 60, 12 de enero de 1785.
2 Ibid. Folio 61. ■
