Una buena educación pública es la mejor inversión para el desarrollo nacional. Mejorar la universidad es mejorar la sociedad. Sin embargo, en los más recientes tiempos, las universidades públicas de la República Mexicana están sufriendo una agresión financiera sin precedentes, principalmente las relativamente pequeñas. Este ataque −que se manifiesta en un brutal recorte de su presupuesto−, se inscribe en la adopción, por parte del gobierno actual, de las políticas neoliberales, a través de las cuales se pretende privatizar todos los recursos públicos, favoreciendo con ello los intereses de la oligarquía nacional y trasnacional, para quien la educación universitaria es simplemente un redituable negocio y una fuente de ahorros públicos para seguir engordando al insaciable capital financiero.
Desde luego, la demolición de la universidad pública como un derecho constitucional no se hace de manera explícita, simplemente se le recorta el subsidio para que muera lentamente.
En la actualidad, la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) está sumergida en un círculo vicioso que se materializa así: por falta de presupuesto incumple compromisos con dependencias federales, y por no atender tales convenios, se le restringe el presupuesto.
Prevaleciendo hoy en día tan críticas circunstancias, para facilitar su instalación en el futuro, cumpliendo con eficiencia sus actividades sustantivas permeadas por la excelencia con visión prospectiva, se están diseñando programas de acción para instrumentar una reforma universitaria. Entre las actividades preparatorias, el día 19 del pasado mes de febrero, en el Teatro Calderón −espacio donde se instaló el H. Consejo Universitario (HCU)−, se llevó a cabo una importante reunión en la que participaron cinco rectores que decidieron hacer sinergia a favor del financiamiento de la educación superior pública. Ellos fueron: Hugo Aboites, rector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM); Eduardo Carlos Bautista Martínez, rector de la Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca (UABJO); Adrián Navarrete Méndez, representante del rector de la Universidad Autónoma de Nayarit, y Héctor Pérez Pintor, representante del rector de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Asistió también Axel Didriksson, investigador de la UNAM, quien señaló que el panorama para las universidades públicas en México es desalentador, siendo el país que ha registrado el mayor aumento en instituciones privadas y menor creación de instituciones públicas en Latinoamérica, y dio a conocer un documento generado en un evento internacional denominado Conferencia Universidad 2018, con sede en La Habana, Cuba, donde los asistentes expresaron solidaridad ante el golpeteo presupuestario que padecen las universidades públicas.
En tanto, Antonio Guzmán Fernández, rector de la UAZ, al hacer uso de la palabra −en su rol de presidente del HCU− presentó una panorámica de la situación actual de las universidades públicas, que consideradas como un bien al servicio de la sociedad, no pueden obedecer exclusivamente a las leyes del mercado, destacando que es responsabilidad del Estado mexicano su fortalecimiento y consolidación. Por su parte, la UAZ ha solventado, sin ninguna observación, el examen de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), respecto a la Cuenta Pública 2016.
Hugo Aboites, doctorado en educación por la Universidad de Harvard, ponente en eventos de la UNESCO, autor de libros especializados en educación terciaria, invariable defensor de la educación superior pública, gratuita, laica y de calidad, consideró que −ante el conocido escenario de insuficiencia presupuestaria− fue un acierto la promoción, desde la UAZ, de un gran pacto en defensa y apoyo de la universidad pública nacional.
Todas las intervenciones tuvieron como denominador común abatir la crónica escasez de fondos para las universidades públicas. Eduardo Carlos Bautista Martínez, rector de la UABJO, postuló la defensa de la universidad pública considerada como un derecho y proyectó su convicción sobre la necesidad de contar con una sociedad más justa −lo cual incluye la permeabilidad social− y mayor democracia, haciendo hincapié en que la universidad pública puede aportar mucho en esos sentidos.
Estando en juego el futuro de la universidad pública, globalmente los participantes en el evento enfatizaron la importancia de una unidad de acción que permita revertir el retroceso de logros obtenidos, y mantener de pie una fortaleza tan preciada para la democracia y la sociedad como es la universidad pública, generadora de profesionistas, y mediante la investigación, de conocimiento inédito, palanca de progreso.
Punto y aparte. Hoy se conmemora el Día Internacional de la Mujer, fecha que recuerda a toda la sociedad las luchas femeninas para obtener mejores condiciones laborales. Aprovecho para saludarlas, especialmente a las mujeres universitarias, reconociendo con admiración su historia de lucha por la igualdad y sus valiosos aportes para la construcción de una universidad inclusiva y de excelencia. La próxima semana esta columna ampliará la información sobre el evento.
Así se observa el mundo desde El Mirador de Heródoto.
*Cronista de la UAZ
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