Ante un panorama tan desolador en materia educativa, una reforma que no arranca, marchas, plantones, etc., y múltiples evaluaciones que reflejan la débil formación de nuestros niños y jóvenes, vale la pena preguntarse si es posible sacar a la educación de ese círculo vicioso en el que ha caído. Mi humilde respuesta es que sí.
La semana pasada los medios de comunicación, de tendencia ideológica de derecha e izquierda, dieron cuenta de las protestas de la CNTE en al menos cinco entidades, que dejaron como saldo retención de funcionarios, un ataque a una alcaldía, el bloqueo a centros comerciales en Oaxaca y el D.F, una irrupción al Festival del Cine de Morelia y a las oficinas de Televisa en Zacatecas. Paralelamente volvían a circular algunas estadísticas sobre la situación de la educación en nuestro país, por ejemplo: a) 24 por ciento de los jóvenes mexicanos entre 15 y 29 años, que no estudia ni trabaja, representa el tercer porcentaje más alto de los 34 países de la OCDE, b) De los más de 50 millones de mexicanos en situación de pobreza, 22.6 millones tienen la carencia de rezago educativo, c) Mientras la asistencia a la escuela de los niños de 7 a 12 años, que pertenecen a los quintiles de ingreso más alto, alcanzó 99.5 por ciento, en los de más bajo ingreso sólo fue de 96.2 por ciento, y la asistencia de los jóvenes de 20 a 24 años del quintil más alto alcanzó 47.8 por ciento mientras la del quintil de menor ingreso llegó solamente a 12.3 por ciento, según la CEPAL para 2012.
Es decir, el panorama de la educación en nuestro país parece poco alentador, ya que ninguna reforma, del alcance e ideología que sea, puede soportar al mismo tiempo un conflicto magisterial, rezago educativo mezclado con pobreza extrema y desigualdad, y baja calidad de la enseñanza acumulada desde hace varias décadas.
Sin embargo, también circularon importantes noticias en el tema educativo que me hacen no perder la esperanza: a) La niña Paloma Noyola Bueno es reconocida por Wired, la revista de ciencia y tecnología más influyente en el planeta, como una de las posibles sucesoras de Steve Jobs, por ser la mejor estudiante de matemáticas de México para 2012 en las pruebas Enlace, y haber obtenido un relevante desempeño en español el mismo año. Lo que hace doblemente sobresaliente el resultado, es el hecho de que esta niña es de escasos recursos y estudió en una escuela situada en una de las zonas más violentas de Matamoros, Tamaulipas, el “Basural” es como se le conoce, lo que no fue impedimento para que su profesor, Sergio Juárez, implementara nuevas técnicas de estudio que se basan en la compresión lógica en lugar de la memorización, y que permitieron que la escuela primaria a la que acude Paloma, pasará de 45 por ciento de alumnos reprobados en matemáticas de la prueba Enlace en 2011, a solamente 7 por ciento de reprobados en 2012, algo verdaderamente impresionante para aquellos que conocen lo complejo de la implementación de técnicas pedagógicas en las escuelas, pero además, en español el porcentaje también mejoró, al pasar de 31 por ciento de reprobados en 2011 a solamente 3.5 por ciento en 2012.
Cómo no mencionar también al grupo de basquetbolistas de la comunidad Triqui de Oaxaca, que fueron campeones en Argentina y Estados Unidos, y para cuya preparación tuvieron que improvisar y modificar la forma en que realizaban sus entrenamientos, y así pudieran señalarse, como los malos, muchos buenos y virtuosos ejemplos de cómo sí se pueden hacer bien las cosas.
Es decir, si al menos una escuela, y dentro de cada escuela una alumna o un grupo de alumnos, pueden hacer la diferencia, pueden sobresalir y vencer la mediocridad en la que ha caído el “sistema”, significa que no todo está perdido.
Lo que hace la gran diferencia creo que es el incentivo. Si el profesor de Paloma, se hubiera quedado de brazos cruzados esperando a que el sindicato o la autoridad educativa le autorizara su nuevo modelo pedagógico, la enorme transformación de la escuela del llamado “Basural”, nunca hubiera sucedido.
Es cierto, la autoridad tiene una enorme deuda histórica para con los profesores, les debe mejor sus prestaciones, sus instalaciones y en general dignificar su profesión, pero también los profesores nos quedan debiendo, con sus excepciones desde luego, cuando hablamos de creatividad, formación, y sobre todo pasión por la enseñanza. Estamos entonces ante un punto muerto, donde alguien tiene que ceder o no avanzaremos, o la autoridad o los profesores, ya que si las posturas se siguen radicalizando, los únicos perdedores serán la niñez y juventud de nuestro país. Desde luego soy un convencido de que en cualquier escenario el Sindicato y la Coordinadora son el principal obstáculo. ■
