Esta reacción desdeñosa, que además denunció a los «vengativos apóstatas» entrevistados en el film, llegó un día después de la premiere mundial de Going Clear: Scientology and the Prison of Belief, dirigida por el oscarizado Alex Gibney.
El documental se basa en la investigación del mismo título publicada en 2013 por el periodista premio Pulitzer Lawrence Wright, y que fue traducida al español por editorial Debate como Cienciología: Hollywood y la prisión de la fe.
La película –y el libro– pone en aprietos tanto a la cienciología como a varios de sus miembros de más alto perfil, entre ellos Tom Cruise.
La proyección de la cinta el domingo en la estación de esquí de Park City (Utah, oeste) tuvo lugar en medio de temores y especulaciones de protestas, pero al cabo nada de esto se materializó.
No obstante, en un comunicado divulgado por la iglesia ayer lunes, los ejecutivos de esta reservada comunidad arremetieron contra los cineastas y HBO (que distribuirá el documental), por supuestamente no haberles pedido reacciones a las acusaciones que se les hacen en la película.
«Gibney y HBO se negaron a decirle a la Iglesia ninguna de las acusaciones que se hacen la película para permitirle responder», dice el texto.
Apóstatas vengativos
La Iglesia acaba refiriéndose al documental Going Clear como un vehículo para «glorificar apóstatas vengativos y amargados».
La proyeccion de la película estuvo repleta, tal vez no sorpresivamente, y muchos de los asistentes del festival se quedaron sin verla.
De acuerdo al diario Los Angeles Times, la cinta incluye entrevistas con exmiembros de la Iglesia de la cienciología que hablaron con Wright para su libro, en el que se denuncia el supuesto lavado de cerebro de los miembros, los supuestos abusos físicos de parte del líder David Miscavige y la criticada política de «desconexión».
La iglesia siempre negó la práctica de esta política, pero los exmiembros, calificados generalmente de «apóstatas», confirman su existencia: todo el que sale de la comunidad, es considerado una «persona antagónica» con la que hay que cortar cualquier comunicación, aunque sean familiares cercanos.
La cinta también cuestiona el estatus de la iglesia como una organización «sin fines de lucro» para obtener exenciones de impuestos. En contraste, el libro detalla supuestos casos en los cuales miembros de la iglesia son prácticamente esclavizados para proveer a los altos ejecutivos un suntuoso tren de vida.
Además, el documental cuenta detalles truculentos sobre el matrimonio, o más bien la separación, de Cruise con Nicole Kidman.
Un exejecutivo del culto asegura en la cinta que Cruise se había distanciado de la cienciología mientras estuvo casado con Kidman, por lo cual la dirección de la iglesia ordenó «facilitar la ruptura» de la pareja.
Además de Cruise y Travolta, también Juliette Lewis, el cantante Beck, la actriz de «Cheers» Kirstie Allie y la actriz deDharma y Greg Jenna Elfman son algunas de las decenas de celebridades adeptas a la Iglesia de la cienciología.
El objetivo de la la organización fundada en 1953 por el escritor de ciencia ficción Ron Hubbard «es la iluminación espiritual y la libertad para todos», según dice la iglesia en su página web.
Este estado de libertad e iluminación se alcanza a través de «auditaciones», muchas de las cuales se realizan conectando al interrogado a un «E-meter», un aparato similar a un detector de mentiras.
Los cienciólogos pagan para ser sometidos a estas auditaciones y avanzar en el Puente a la Iluminación que los llevará a alcanzar éxitos económicos y espirituales.
Los primeros pasos en este recorrido cuestan unos 100 dólares, pero los últimos llegan al millón, según contó en 2012 a la AFP la exejecutiva de la Cienciología Karen Pressley, quien dirigió en los años ’80 el Centro de Reclutamiento de Celebridades de Hollywood.
