Ante el Informe electrónico de la “Comisión Especial” que eligiera recientemente el Consejo Universitario con el objetivo de realizar un diagnóstico y elaborar propuestas, y ante la ausencia de resultados satisfactorios, que vayan más allá de lo que el mismo Rector ya ha señalado reiteradamente, aquí se enumeran algunos de los problemas centrales en tanto obstáculos que impiden abordar ésta.
Por lo demás, comparto la opinión de que la Comisión Especial del Consejo Universitario lo único que hizo con efectividad fue resolver un problema político que amenazaba con una confrontación interna; por eso, las distintas expresiones se montaron en esta necesidad y terminaron por no asumir como solución la reestructuración universitaria.
Los problemas no tocados son estos (además de los que puedan agregarse):
- Conseguir llegar a la Rectoría a través de padrinos que los cobijan y cuando entran en contradicción les retiran el apoyo y abren el proceso de persecución.
- Aceptar la existencia de una extensa burocracia universitaria con el objetivo de reparto de utilidades, por tanto, además de obesa es cara e improductiva.
- Suponer que la vieja guardia es la única con claridad sobre el qué hacer en la Universidad, cuando han demostrado estar lejos de ese objetivo.
- Empecinarse en la discusión de enfrentarla crisis de la Universidad sólo por el aumento de subsidio, pero cerrando la posibilidad de emprender una profunda reestructuración que culmine en un proyecto de calidad.
- Haberse acostumbrado históricamente a resolver las dificultades financieras de la UAZ a través de la presión política.
- Contar con un amplio grupo de profesores que renunciaron a la superación, salvo si la propia institución los promueve.
- Aceptar que quienes vendieron sus prestaciones laborales sigan devengándolas, igual que cualquier profesor.
- Afirmar que quienes cuentan con dos o tres tiempos completos en instituciones diferentes son intocables porque la UAZ no dispone de recursos para su indemnización.
- Hacer críticas al interior de la Universidad, como si contaran con solvencia moral y con la solución, sin que haya evidencias de que han encabezado proyectos así sea modestos, pero dignos de tomar en cuenta.
- Generar un ambiente de inestabilidad en donde priva la ambición de desplazar a unos por otros, pero, donde no hay resultados diferentes, porque el modelo sigue intocado.
- Diseñar programas de promoción con indicadores de baja calidad, promoviendo con ello un tipo de docente mediocre y escudándose en la autonomía universitaria.
- Oponerse a la reestructuración de sus programas por centro cuando a décadas han mostrado no superar el promedio mínimo de indicadores de calidad y vivir frente a esa realidad con displicencia.
- Creer que la discusión del futuro de la Universidad se puede hacer sin contar con un proyecto de perspectiva nacional e internacional, de ahí que el discurso no trascienda la problemática interna y el contexto local.
- Afirmar irresponsablemente que el reconocimiento de los profesores por el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) se hace con criterios no académicos y donde privan las influencias.
- Contar con funcionarios que no se apoyan en los investigadores de alto nivel para informarse y tomar decisiones que los involucren y los hagan partícipes.
Como puede deducirse de los puntos anteriores, en la UAZ existe todo un sistema de “usos y costumbres” que la han paralizado y que dese afuera reciben oxígeno. Y es que la clase política que gobierna Zacatecas comulga con las mismas prácticas, basta observar qué hacen los legisladores, los partidos políticos de todas las expresiones y los funcionarios estatales. ■
