Cuando suenan las cinco de la tarde
espero que me llames todavía
los minutos se van, muere la tarde
y con ella muero día con día.
Las cinco de la tarde están sonando
y aquí estoy esperando tu llamada
los minutos veloces van pasando
y mi espera otra vez queda en la nada.
Me duele tu silencio, bien lo sabes
pero gozas sabiendo de mi espera
y otra vez a las cinco de la tarde
tu silencio me angustia y desespera.
Recuerda que, a las cinco de la tarde,
la vida se me va, si no me llamas
ya no hagas de tu olvido tanto alarde
con destruirme yo creo que nada ganas.
No puedo soportar ya tu silencio,
y espero que algún día quieras llamarme
para alentar mi corazón que necio
cree escucharte a las
cinco de la tarde.
Maldigo tu maldad y tus mentiras
también tu ingratitud por olvidar
no te importa saber ya de mi vida
ni me llamas a las
cinco de la tarde.
Cuando suenan las cinco de la tarde
espero que me llames todavía
los minutos se van, muere la tarde
y con ella muero día con día.
Autora: Ma. Belem
Rodarte Guardado
