■ Comenzó el proyecto de Amanc luego de que a su hijo le detectaran esta enfermedad
■ Espera que la asociación siga adelante “por el bien de las familias de los infantes”
Susan Cabral Bujdud, presidenta y fundadora de la Asociación Mexicana para Niños con Cáncer (Amanc) de Zacatecas, ha dedicado 15 años de su vida en ayudar a niños zacatecanos que padecen cáncer para tener una mejor calidad de vida, haciéndolo de forma incondicional, pues considera que todo ser humano tiene derecho a la salud, y que las condiciones económicas no deben ser una limitante para superar una enfermedad.
“Hay una diferencia entre ayudar y hacer lo posible para garantizar la salud a una persona, y no tener los recursos económicos para hacerlo, y que ello cueste una vida. No por el hecho de vivir en pobreza tienes que morir; todos los mexicanos tenemos derecho a la salud y en ese tema se ha avanzado y ya no estamos como antes”, señaló Susan.
Esta aventura comenzó hace más de 15 años, cuando a su hijo se le detectó cáncer. Para Susan fue doloroso e incluso confiesa que renegó de dios, y se preguntaba por qué ella estaba en una situación así.
Pero dice contenta que su hijo representa un milagro de vida, pues a pesar de que estaba invadido de cáncer, pudo salir adelante de la enfermedad. Pero para que este milagro fuera posible, hubo atrás un trabajo intenso de Susan y su esposo, así como de los doctores, y personal médico y de enfermería que atendieron a su menor.
Ese dolor y sufrimiento que vivió con su pareja, ahora se ve reflejado en 15 años de arduo trabajo, en el apoyo y en las sonrisas de niños zacatecanos que lamentablemente padecen esta enfermedad.
Susan se dedicó a investigar sobre este tema a fondo para ayudar a su hijo a través de Amanc México, la cual ofrecía atención de calidad para los menores con cáncer. Además descubrió que tenían un programa en el que se buscaba que los niños fueran atendidos con la misma calidad en otras entidades del país, y de esta forma evitar que los menores tuvieran que viajar a la Ciudad de México a recibir atención.
Recuerda que el acceso a servicios de salud de calidad era difícil, pues no había en Zacatecas oncólogos pediatras. Sin embargo, gracias a gestiones, logró que se aceptara el proyecto para que se construyera un centro en la entidad.
La primera oficina de Amanc en la entidad estuvo ubicada en una oficina de la Secretaría General de Gobierno. Estaba en la calle del Campanario, en el Centro Histórico y después se cambió a la avenida Universidad.
Posteriormente se gestionó un espacio donde anteriormente se ubicaba la tienda Conasupo. Eran tres pequeños cuartos donde se daban talleres a padres de familia, se alimentaba a los menores que después se enviaban a Aguascalientes y Durango, por falta de oncólogos pediatras.
Susan pensaba en darles a los niños zacatecanos un espacio digno, en donde fueran recibidos y que les ofreciera lo necesario para atender sus necesidades. Reconoce que el inicio fue bastante difícil, pues tuvo que tocar miles de puertas, las mismas que se le cerraron al principio, pero no desistió, ya que ella estaba convencida de que no podía detenerse, sobre todo después de que ella misma vivió en carne propia esta experiencia de tener a un integrante de su familia con cáncer.
Los primeros dos años recibía el apoyo de medicina de Amanc México, aunque después se dificultó por el transporte. Ahora se da medicina, alimento, hospedaje, consultas, entre otros apoyos.
Actualmente, con el régimen del Seguro Popular, se puede abarcar medicamentos y gastos catastróficos y lo que no se encuentre dentro del cuadro básico. Amanc apoya a los pacientes con estudios u otros requerimientos.
Para Susan, mantener informada a la población es importante y una de las mejores maneras de atender el cáncer infantil a tiempo. Para ello se han colocado más de mil lonas en el estado informando los síntomas de esta enfermedad y regalado trípticos. Cuenta con el respaldo de gobierno, de municipios, de la iniciativa privada, y miles de personas que de forma desinteresada se han dedicado a apoyar a esta noble asociación.
“Amanc para mí significa mi pasión, mi entrega, mi vida, es una manera que dios me ha dado para ayudar a quien más lo necesita. Me ha dado satisfacciones, muchos hijos a quienes amo. Me cambió la vida”, expresa Susan.
Además le ha mostrado a Susan una realidad que se vive, y la fragilidad de la vida, pues esta enfermedad no reconoce sexo, estatus social ni posición económica, y en cualquier momento puede cambiar la vida de una persona.
Lo más importante es que le ha demostrado la fortaleza que tienen estos niños, a los cuales ella califica como ángeles, pues hay menores que enfrentan una amputación de un miembro o la pérdida de cabello.
“Hace un momento le dije a un niño que se llevara los pastelitos que quisiera, pero él dijo ‘me quiero llevar a Susan’, hay personas que dicen que rezan por mí, y estoy segura que dios se manifiesta, porque cuando me canso, dios me envía a un papá o a una mamá a decirme que me necesitan y que siga adelante, y ese ha sido mi motor estos 15 años”, menciona la presidenta de Amanc en el estado.
Aclara que este proyecto se hizo para los niños con cáncer, y espera que siga adelante por el bien de las familias de estos pequeños. “En cada niño que llega veo inocencia, veo a seres con ganas de vivir, veo a ángeles que llegan a tu vida, y que sus risas me alimentan. Dan vida y alegría, y ese motor nos impulsa a seguir adelante”, comenta Cabral.
Cuando un menor fallece por la enfermedad, confiesa que sufre y llora, pues llega a conocer a ese menor. Pero le ha tocado vivir experiencias en las que las madres de los menores, después de su muerte, llegan a agradecer a Susan ayudarles a superar esta situación.
“Llegó una señora a darme las gracias después de que fallece su hija por cáncer. Al enterarme me pongo a llorar, y ella regresa y me dice, ‘no llore, mi hija está bien, se encuentra en un mejor lugar”, finalizó.
