Platón afirmaba que la democracia era injusta, entre otras razones porque el gobierno debía estar en manos de los mejores, sabios poseedores de la verdad, fuertes y justos. Polibio, en Roma, advertía contra las corrupciones de la democracia: la oclocracia, el gobierno de multitudes bárbaras que destruyen el orden de las virtudes. En toda la historia de la democracia, en sus tres momentos estelares (Grecia clásica, inicio de la modernidad y actualmente), se han elaborado sendas advertencias sobre las versiones corruptas de la misma, y se han señalado los múltiples peligros cuando esto ocurre. Pues bien, hace 13 años un pensador italiano de la escuela de Turín advirtió sobre una decadencia en las pretensiones democráticas en la actualidad y que llamó “Kakistocracia” o el gobierno de los peores. Si la democracia era un modelo distinto a la aristocracia (los mejores) pero que había tomado cosas de este último en su ideario, la kakistocracia, era el extremo opuesto: gobernaban los peores perfiles: ignorantes, perversos, ambiciosos sin principios, demagogos y corruptos. Este fenómeno se comienza a generalizar en las castas políticas y a ocupar los puestos de mando. La sociología política italiana nos da cuenta de esto: gobiernos nacionales, intermedios, municipales y organismos autónomos. ¿Los partidos eligen sus mejores perfiles o ponen a los representantes de mafias que se hacen del poder por virtud de su barbarie? Los políticos que acarrean clientelas compradas con dádivas para hacerse de las candidaturas, o votaciones constitucionales abusando de la necesidad de la población empobrecida para imponer a los capos, pretextando procesos democráticos en manos “de las mayorías”. En esta kakistocracia vemos, sobre todo hundidos, desde gobiernos municipales hasta la Universidad.
Es de especial atención ahora mismo el caso de Fresnillo metido en la infamia de la puja de fuerzas de sectas políticas que manejan el poder público como arena de su propiedad. Y el pueblo sólo mira pasmado cómo Benjamín Medrano es presidente municipal y después se postula para diputado federal (con enormes anomalías) y, con total arbitrariedad decide regresar a gobernar el municipio conservando la curul federal en reserva. Con motivos ajenos de toda razón pública, al grado de que nadie sabe a ciencia cierta la causa real de dicho movimiento. Circunstancia que genera la explosión de hipótesis para explicar el descabellado regreso, desde el control político hasta el crimen organizado. ¿Cómo es posible que un individuo pueda contar con tanta arbitrariedad en el manejo del poder público y someterlo a sus caprichos privados? Ominosa y aborrecible actuación de un funcionario que pone una raya más al tigre del desprestigio de la clase política. Aún no hemos podido explicarnos el enriquecimiento ostentoso de Benjamín Medrano, y ahora tenemos que elaborar más hipótesis para explicarnos su regreso al gobierno municipal de Fresnillo y la burla al pueblo de Zacatecas. El costo político del PRI pronto se dejará ver por este aciago acontecimiento. Es una de las muestras de la kakistocracia: el gobierno de los peores, pero con ambiciones y arbitrariedad ilimitada, en el pueblo noble de Fresnillo.
