Madrid. Elena Poniatowska depositó en la Caja de las Letras de la sede central del Instituto Cervantes su legado para posteridad. Al menos esa es la intención simbólica del acto que protagonizó hoy la Premio Cervantes de este año, que, como han hecho otros galardonados, eligió una serie de objetos relacionados con su obra y con su vida para ser guardados en una caja de seguridad que será abierta el 21 de abril del 2024.
La novelista y periodista mexicana depositó tres objetos: una pulsera de latón que utilizó su padre durante la Segunda Guerra Mundial, en la que luchó como soldado y que hubiera servido para su identificación en caso de caer abatido en combate; una primera edición de La noche de Tlatelolco, la misma que el régimen priísta de entonces se encargó de censurar e incautar en las librerías y en las calles; y un fólder con tres manuscritos inéditos de su autoría y escritos en el viejo papel revolución, que “utilizábamos los periodistas en los años cincuenta”.
Su caja, además, está pegada a la que le asignaron en 2009 a su entrañable amigo José Emilio Pacheco, también cuando fue reconocido con el Premio Cervantes. Rodeada de su familia y visiblemente emocionada, Poniatowska explicó las razones de su elección: “voy a poner en la Caja de las Letras, además de
todo el agradecimiento que siento por Cervantes y por toda la gente que está aquí, una pulsera rota de latón, que dice Jean Poniatowski, oficial. Es muy humilde pero creo que tiene mucho ver con un hombre que fue un hombre bueno, además de un pianista y un buen padre de sus tres hijos. Por eso para mí es muy emotivo dejar esto que guardé toda la vida de mi padre”.
Sobre la La noche de Tlatelolco explicó que había decidido dejar un ejemplar de la primera edición de ERA y otro de la edición de lujo, con fotografías. “Fue un libro sobre la masacre estudiantil del 2 de octubre de 1968 en México, que fue el año del asesinato de John F. Kennedy, de su hermano Bob Kennedy, el surgimiento de Las Panteras Negras, hay un movimiento muy importante de cambio en el mundo entero en el que los jóvenes le preguntan a sus padres ¿qué país nos han dejado? ¿Qué país nos van a dar?”
El tercer objeto que irá en la Caja de las Letras serían los tres manuscritos que irán guardados en un fólder, pero no los pudo depositar hoy porque lo olvidó en su habitación de hotel.
El director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha, presidió el acto con un breve discurso, en el que señaló que “Carlos Fuentes se preguntaba que cuál era el género literario de Elena Poniatowska y venía a sugerir que en realidad era un género literario cervantista. Efectivamente Cervantes fue antes de los géneros literarios o, mejor dicho, cuando transfiguró todos los géneros literarios en un género nuevo que nadie hasta entonces había visto.
Eso es lo que ocurre con la literatura de Elena Poniatowska; es periodismo, es creación, sus biografías son biografías noveladas o novelas biográficas. ¿Y qué voces son las suyas? Pues son las voces de tantas gentes, de México sobre todo, pero en definitiva de voces universales. Como en Hasta no verte Jesús mío, en la que hay una voz maravillosa de una mujer revolucionaria y obrera”.
