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martes, 19 marzo, 2024
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Cobaez; de la bonanza a la decadencia (parte 1/2)

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Por: RAMIRO ESPINO DE LARA •

El que rechaza el cambio, es el arquitecto
de la decadencia. La única institución
humana que rechaza el progreso,
es el cementerio.
Harold Wilson

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Inicio el presente escrito con un pequeño fragmento de una composición musical que se escribió justo aludiendo a la toma de Zacatecas, misma en la que se perpetró una masacre humana el 23 de junio de 1914: ¡¡¡ay hermoso Zacatecas, mira cómo te han dejado!!! Esto puede extrapolarse al Colegio de Bachilleres del Estado de Zacatecas (Cobaez), el subsistema inicia sus funciones como institución educativa de nivel medio superior, en el mes de agosto de 1987; surge como una necesidad de brindar el servicio a la juventud zacatecana. Nace noble y envuelta en sábanas de seda, en el momento de su creación contaba con apenas cuatro planteles y 520 alumnos.

El Cobaez se crea como un organismo público descentralizado, con patrimonio y personalidad jurídica propios, la designación de su presupuesto anual, siempre ha sido o debió de haber sido, de manera bipartita, 50 por ciento el estado y el otro 50 por ciento, la federación, cabe aclarar que esta última, nunca ha faltado a su compromiso de la parte que le corresponde. En los inicios de su fundación, el subsistema no mostraba problemas graves, la función tanto administrativa como académica se llevaba dentro de lo que podría decirse, de forma adecuada u óptima. Quienes formábamos parte de la plantilla inicial, nos conducíamos en lo posible con armonía y cordialidad, cierto, se presentaban diferencias como en toda organización social, sin embargo, se dirimían de la mejor manera; cabe aclarar que, recién creado el subsistema, tuvo ciertas carencias presupuestales, por encima de ello, no se afectó la dinámica institucional, tal vez se trabajaba por vocación, sin anteponerla en la nómina.

Este subsistema fue creciendo paulatinamente en matrícula escolar, hasta llegar a una población de casi 17 mil alumnos en 41 planteles; se legitimó de manera tal que, la preferencia iba a la par con los buenos comentarios. Su consolidación se dio con el presupuesto asignado, pues se cubría con las necesidades y requerimientos institucionales; digamos que los años de bonanza se dieron desde su creación hasta los años 90, incluso, aunque el estado no cumpliera cabalmente con el porcentaje que le correspondía, no hubo merma en el reconocimiento, la calidad académica y administrativa e incluso, la calidez que se mostraba entre el personal con la comunidad bachiller, era reconocida.

En la recta final de los años 90, el subsistema dio muestra de cierta decadencia, el motivo fue que se dieron desacuerdos, desencuentros y hasta conflictos personales que repercutían en la dinámica institucional; las desavenencias se presentaron entre dos grupos por querer liderar los “intereses” de los trabajadores. Esto trajo como consecuencia, el que se dieran no solo confrontaciones personales, incluso se llegó a enfrentamientos físicos; se esperaba que solo se manifestaran luchas ideológicas, pero no fue así, las relaciones laborales se convirtieron en verdaderos campos de batalla. Un número considerable de académicos y administrativos, descuidaron su función como tal, viéndose así, un detrimento institucional; el prestigio y la confianza se fueron perdiendo a grado tal que, la deserción escolar iba en aumento; la pérdida de matrícula se hizo notoria, de un total de casi 17 mil alumnos que se llegó a tener, hoy día solo cuenta con 14 mil –cierto es que la deserción escolar es multifactorial-.

Los conflictos entre ambos grupos, se acentuaron de manera que, uno se decía legalmente reconocido y, el otro, legítimamente aceptado –no se sabe si pese más el reconocimiento que la legitimación-. Lo cierto es que el encono se acentúo tanto que, se tomó a Cobaez como rehén; paraban las actividades de manera frecuente, abonando todavía más al desprestigio institucional, incluso, a manera de mofa, en los municipios se le dio el mote de “colegio de va si quieres”.

A partir del año 2010, se acentúo en el Cobaez, no solo el demérito, desprestigio, desinterés etc., sino el deterioro del mismo; a los gobernantes en turno le convenía sostenerlo, puesto que, con ello, lograban obtener de la federación, presupuestos elevados, sin embargo, el subsistema seguía en picada debido a que, aparte de que el estado no aportaba lo que debiera, era la caja chica de los gobernadores en turno. En aquel entonces, se elige “legalmente” a un nuevo comité ejecutivo sindical, mismo que a la fecha continúa y, seguirá hasta el 2031 según lo dictaminó la entonces Junta Local de Conciliación y Arbitraje. Como una forma de hacer saber a la sociedad y comunidad bachiller que se hacía uso adecuado del presupuesto, se les dio base laboral y se re-categorizó a un gran número de docentes y administrativos –por supuesto que lo hacían de una manera muy desaseada-; este beneficio se logró con aportación adicional de la federación, motivo por el cual se decía que la institución es encontraba en una bonanza institucional.

Todo este ultraje institucional que se ha venido dando, ha traído como consecuencia, y lo he mencionado en repetidas ocasiones, el demérito y desprestigio en el ámbito académico, repercutiendo también en las relaciones laborales institucionales puesto que, a la fecha, se han cometido toda una serie de atropellos que derivan en la violación de los derechos que legitima y legalmente se ha ganado el trabajador.

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