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martes, 19 marzo, 2024
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■ México Lindo y Podrido… y Zacatecas otro tanto

¿Sirve tener miedo?

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Por: JOSE DE JESUS REYES RUIZ •

He reflexionado sobre el MIEDO en varias plataformas y en varias colaboraciones previas, y ahora bien vale la pena volver a pensar al respecto entendiendo las recientes declaraciones del INEGI de que FRESNILLO sigue ocupando el primer lugar a nivel nacional en la percepción de la inseguridad, ES DECIR en el MIEDO que produce la violencia que nos rodea en el entorno inmediato. Según los resultados del INSTITUTO, el 98.6% de los habitantes de esta ciudad – la segunda más importante de nuestro estado – SIENTE EL MIEDO por la violencia que permea su entorno, y el problema es que el cuarto lugar a nivel nacional; menos de 10 puntos porcentuales por debajo de FRESNILLO se encuentran los habitantes de la CIUDAD CAPITAL de ZACATECAS con la misma percepción, y lejos de mejorar con los cambios recientes del PLAN ZACATECAS II diseñado – suponemos – desde la federación, y anunciado con bombo y platillos tanto por AMLO en su visita a la entidad hace un par de meses, como de parte de la “NUEVA GOBERNANZA” – sea lo que fuere que esto signifique – de DAVID MONREAL esta percepción de MIEDO a la inseguridad y a la violencia solo se ha incrementado.

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Y sumémosles a estos miedos, el PAVOR – miedo extremo – que nos produce la CUARTA OLA DE LA PANDEMIA que ya en nuestra entidad se deja sentir con más de mil casos diarios y en el país con más de 60 mil, y ello sin la realización de las pruebas a las que la gran mayoría no tiene acceso y que el mismo gobierno INVITÓ AMABLEMENTE a no realizarse y darse por contagiado al presentar la sintomatología y aislarse mínimamente una semana para no contagiar a los demás.

De frente a los 3 millones diarios de nuevos contagios en el mundo entero por la variedad ÓMICRON, cientos de miles de veces más contagiosa que la variedad DELTA, aunque menos dañina – según los análisis objetivos de los daños que produce – y los análisis de los expertos que primero nos indicaron que en un par de meses la mitad de los europeos habrán contraído la enfermedad, ahora nos anuncian personas expertas de nuestro país, que en el corto plazo es altamente probable que 60 millones de mexicanos la hayan contraído, es decir, también la mitad de la población con todo el MIEDO – TERROR – Y PAVOR que estos datos necesariamente meten en la población ya de por sí espantada durante los últimos dos años 2020 y 2021 por estos dos jinetes del apocalipsis que anuncian el desastre que ya vivimos y lo que viene por delante.

Si nos detenemos un momento a analizar el MIEDO en particular, lo primero que nos viene a la mente es que se trata de una emoción inherente no solo al ser humano sino a otras especies animales, es decir, un acto que nace de nuestra biología y que en inicio tiene el objetivo de alertarnos de frente a un peligro que amenaza nuestra existencia.

Pero ya antes he comentado que este reflejo biológico de nuestra fisiología puede volverse en contra de nosotros a quienes en inicio trata de proteger y nos produce más daño aun de aquel del que trata de protegernos.

Y he puesto dos ejemplos de ese el miedo dañino que nos paraliza y lejos de protegernos nos empuja hacia el precipicio, porque no nos olvidemos que cuando manejamos algún vehículo en movimiento desde una bicicleta, una motocicleta o un auto y estamos en condición de peligro por una curva, un obstáculo o lo que usted quiera y mande, MANTENER LA CALMA es lo único que nos puede salvar porque si sufrimos un miedo extremo con toda seguridad meteremos el freno – en vez de acelerar ligeramente en una curva – y esta acción nos llevará directamente al desastre.

Otro ejemplo que yo en lo personal he vivido es al estar operando alguna zona difícil del cerebro, e inevitablemente por el accionar del procedimiento de disección se provoca un sangrado importante, ahí es cuando las alternativas de mantener la calma y tratar de parar el sangrado nos dará buenos resultados mientras que apanicarse y dejarse llevar por el miedo es el pasaporte más directo al desastre.

Esto fácilmente puede ser trasladado a nuestro entorno de frente a la violencia que vivimos y a la pandemia, o actuamos con serenidad tomando las precauciones que están a la mano – que no son muchas, pero de cualquier forma tenemos que implementarlas – es lo que nos puede salvar, mientras que, si entramos en pánico, en un temor paralizante, lo más probable es que suframos más las consecuencias de lo que nos afecta.

Permítanme poner solo un ejemplo personal que tiene que ver con el punto al que quiero llegar, hace una semana una amistad personal me anunció su deseo de venir a pasar el fin de semana a Zacatecas, cosa que ya habíamos planeado antes, solo que había habido un brote de COVID en su oficina con el que aparentemente no tuvo contacto y que les llevó a volver al trabajo digital desde casa, le sugerí que se hiciera una prueba para que si salía negativa se viniera de fin de semana, y la prueba salió negativa y nos reunimos en mi domicilio, solo que al segundo día de su visita inició con síntomas, y cuando la temperatura subió a 38 las lleve a realizar una nueva prueba que resulto positiva, y claro TODOS ENTRAMOS EN PÁNICO, ella y mi hijo que también pasaba el fin de semana con su novia, todos salimos contagiados.

Cuando uno resulta positivo aún en ausencia de síntomas se inicia EL MIEDO, el TERROR, el PÁNICO que no se le desea a nadie, por esto mismo me da coraje con los editorialistas AMLOFÓBICOS – que son la mayoría – que cuestionan al presidente por habernos invitado a NO TEMER por esta nueva ola de contagios, por pensar que es mucho más benigna con respecto a la salud que las anteriores, y con todo y ello, vive uno los minutos, las horas los días con el pánico de aparición de síntomas graves, con la baja en los niveles de oxigenación, con definir cuándo es el momento para hospitalizarse si es que encuentra alguna cama disponible.

Entonces en mi caso pudimos calmarnos un poco recordando que AMLO salió con síntomas menores en una semana y eso no necesariamente nos quitaba el miedo, pero nos calmaba un poco, HOY que estas líneas escribo ya pasaron los 3 días – promedio – del periodo de incubación – y los cuatro – promedio – de sintomatología y fuera de un discreto ardor en la garganta – que debo comentar que sentí durante los 6 primeros meses de la pandemia – no hubo nada más y sentimos ya ver la luz al final del túnel.

Con esta experiencia mi recomendación es la misma que antes, no dejemos del lado las precauciones, el QUÉDATE EN CASA, y si sales porque no te queda de otra recuerda USAR si se puede doble CUBREBOCAS, mantén la SANA DISTANCIA, no olvides las medidas del LAVADO DE MANOS y de sanitizar tus ropas de regreso a casa, pero si aun así resultas contagiado, MANTEN LA CALMA, y guarda una CUARENTENA de solo una semana, toma líquidos, utiliza el PARACETAMOL y el IBUPROFENO y nada más, ningún antibiótico ni cosas que te recomienden como el aciclovir o la Azitromicina que no te servirán para nada, no olvides que la variedad ÓMICRON ataca las vías aéreas superiores no los pulmones, NO REQUIERES DEXOMETAZONA ni ANTICOAGULANTES como era con las variedades anteriores que sí lo hacían, pero sobre todas las cosas MANTEN LA CALMA ya que tienes enormes posibilidades por arriba de un 95% de salir adelante sin problema alguno NO DIGO QUE SEA FÁCIL, pero si logras sacar emociones que por sí mismas son dañinas como EL MIEDO, EL PAVOR o EL TERROR las cosas serán mucho mejores para ti NO LO OLVIDES.

Y claro una prueba negativa NO INDICA NECESARIAMENTE que no estés contagiado, puedes estar en la etapa de incubación donde claro no eres contagioso por ello es importante esperar a que aparezca la sintomatología para realizar la prueba y no des por sentado que una prueba negativa implica que no tienes la enfermedad.

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