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jueves, 18 abril, 2024
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Movilizar el conocimiento

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Por: Joel Flores* •

La Gualdra 547 / Ciencia / Educación

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Existe una historia que suele ser utilizada para caricaturizar la desvinculación entre la promoción de los resultados derivados de la ciencia y las comunidades que la necesitan conocer: en un coloquio donde se habla de robótica solo se encuentran sentados en la primera fila del auditorio un hombre y una mujer. En la mesa de presentación conversan sobre el libro el autor y su presentador. Lo hacen sin ponerle mucha importancia al poco público, pues creen que la robótica no es un tema atractivo para todos, y se esmeran por conquistar a los dos personajes.

Al terminar, como un gesto de cortesía, el autor les agradece por haberse interesado de principio a fin en la charla. La pareja, sin embargo, responde algo apenada. En realidad, se quedaron porque ellos son los siguientes en presentar otro libro. Como el auditorio continúa vacío, al autor no le queda de otra que responder con la misma cortesía y quedarse a escuchar la presentación. Esta historia, además de cómica, es común en coloquios literarios, históricos y científicos: la movilización del conocimiento derivado de una investigación y puesto en un libro, un artículo, una ponencia, lamentablemente no siempre traspasa la frontera de las comunidades académicas, se hace, para ganar certificaciones, títulos o para citarse entre colegas.

Pareciera que en los niveles de licenciatura y posgrado en México, donde la escritura de una tesis es requisito para obtener el título, se obliga a crear investigación como un trámite donde el alumnado obtiene un grado escolar y no como un ejercicio intelectual necesario que detecta problemas de distinta índole y en distintos ámbitos y explora soluciones, pues en la gran mayoría de los casos esas investigaciones, una vez realizadas, no alcanzan a llegar al público que necesita utilizar el conocimiento obtenido a través del método científico.

Muchas veces esos resultados suelen ser usados por las universidades desde lo cuantitativo para demostrar que es candidata, frente a las instituciones que otorgan recursos públicos, para obtener una certificación de calidad por el número de sus tesis terminadas y alumnos titulados, y no por el impacto que pudieron haber tenido en el sector donde conviven los agentes de cambio. De manera que a las universidades se les valora por el volumen de tesis troqueladas por sus alumnos, como en las maquilas de la frontera del país, y no por la aportación científica como utilidad de cambio en la sociedad.

Más allá del juicio que dice que la robótica, la literatura o la historia no es atractiva para todos, es pertinente preguntar: ¿es necesario que los estudiantes sigan escribiendo investigaciones muchas veces realizadas bajo un cúmulo de información que ya se encuentra ordenada y presentada en otras investigaciones?, ¿de verdad la única utilidad de hacer ciencia en las universidades es para obtener un ascenso laboral?, ¿en realidad sirven de algo los repositorios académicos o son un cementerio de tesis?; seamos brutalmente honestos, ¿quién, fuera de las tareas universitarias, abre repositorios como si fueran redes sociales y consulta las investigaciones?, ¿cómo hacer, pues, para que el conocimiento extraído y articulado con el método científico cobre un significado en los otros?

No hace tanto llegó a mis manos un concepto-herramienta que me voló la cabeza. Knowledge Mobilization o KM, por sus siglas en inglés; fue creado en 2004 por el Consejo de Investigación de Ciencias Sociales y Humanidades de Canadá (SSHRC) para hablar de los esfuerzos por eliminar la distancia entre la producción de conocimientos de las investigaciones escolares, sus repercusiones prácticas y los agentes de cambio; se enfoca en el resultado de las investigaciones para llevarlo a quienes toman las decisiones en las políticas públicas; y se entiende como los canales que dejan “el conocimiento listo para la acción y su intervención mediante interlocutores” (Levesque, 2009, p.135).

Algunas estrategias de difusión de conocimiento que recurren a la tecnología pueden visualizarse hoy en día en las páginas de las universidades de Canadá, como York University. Los investigadores del doctorado de Environmental Studies, por nombrar un ejemplo, explican, a través de un video publicado en YouTube, pero insertado en la página de la universidad donde se informa la oferta de estudio, el proyecto de investigación que están trabajando, por qué lo comenzaron, qué esperan de él, así como los resultados de los que han realizado anteriormente. La explicación recurre al vocabulario apto para dar a entender la ciencia y sus hallazgos como una herramienta necesaria en la sociedad, para que la comunidad interesada en estudios ambientales sepa qué temas se trabajan en ese posgrado y para que el flujo de conocimiento creado por los académicos de York University sea público a través de canales accesibles.

Otro ejemplo de movilización, sobre todo de historias de vida, es Radio Ambulante (radioambulante.org), una página web que difunde las historias de América Latina y ha creado una comunidad en redes sociales que estudian y comentan las problemáticas que enfrentan los hispanohablantes en Estados Unidos. Radio Ambulante es dirigido por el escritor Daniel Alarcón, quien en su trayectoria tiene un libro de cuentos y una novela que escribió en su juventud, y un equipo amplio de periodistas, músicos y editores. El programa tiene al aire más de doce años y en su haber se encuentran más de doce temporadas conformadas, cada una, hasta por diez podcasts y uno de sus objetivos es que el mundo conozca lo que son las historias personales de la gente que habita distintos lugares de Latinoamérica o cómo es la vida de los latinoamericanos al vivir como migrantes en países norteamericanos.

Otra plataforma digital es Reciclarse en la Ciudad (reciclarseenlaciudad.com) hecha en Oaxaca por María Ávila y en Toronto por Alejandro Zamora. Este portal está patrocinado por York University, Glendon College y Global Affairs Canada. Tiene como objetivo recuperar las historias de quienes utilizan la bicicleta en las calles de México como medio de transporte y como vehículo que los ayude a recuperar los espacios públicos y viales, es decir, los realizadores se trasladan en su día a día en bicicleta sus puntos labores y parte de su credo es pedalear cantando: “una bici más, un carro menos…”. El proyecto nació en 2021 con el motivo de enseñar a la comunidad a crear crónicas sobre sus historias en bici, por ello reúne testimonios de personas, entrevistas a ciclistas, para crear “un espacio narrativo comunitario de libre acceso en torno a la bicicleta […] y reunir un conocimiento colectivo […] y vivencial de todo lo que significa andar en bici en diferentes ciudades” (Zamora, 2021). Las voces que integran el proyecto y andan en bicicleta han sido recolectadas a través de un trabajo etnográfico realizado en distintas comunidades de México por Zamora y Ávila, y las ponen de manifiesto en una plataforma digital que funge como un ecosistema de ciclistas que recuperan su espacio interior y público al pedalear. Las más recientes hablan de Tijuana la bárbara.

Movilizar el conocimiento es crear un puente entre los hallazgos científicos y las comunidades, los actores de cambio en las políticas públicas. En la ciencia no hay verdades absolutas, pero hay un argumento que debemos reconsiderar una y otra vez: “si el trabajo de los investigadores no se moviliza, no sale de su espacio de producción […] estos no merecen llamarse investigadores. Todos los hallazgos deben tener como fin último impactar en la práctica, generar cambios sustanciales, despertar acciones y superar los paradigmas establecidos” (Perines, 2016, p. 150).

 

*Joel Flores es un escritor zacatecano que se interesa en la tecnología, la historia y el senderismo. Actualmente es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte de México y vive en la frontera más transitada del mundo, Tijuana. Sus libros han ganado los premios Juan Rulfo para primera novela y el Certamen Internacional Sor Juan Inés de la Cruz; también ha sido reconocido por la FIL de Guadalajara como uno de los escritores más representativos de Latinoamérica.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_547

 

radioambulante.org
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