Muchas cosas se pueden criticar respecto a la pandemia del covid-19 en su primer aniversario. Sin duda la sociedad humana ha sacado lo mejor y lo peor de su naturaleza, de igual forma, los gobiernos en su mayoría no han sabido cómo actuar y el débil resguardo de sus fronteras permitió que esta estrategia mundial que limpia ciertos sectores de la población, impacte casi en cada rincón del globo. A un año, poco hemos aprendido y las nuevas cepas del virus amenazan con extender las estadísticas de contagio y muertes. A nuestro planeta le estamos inyectando mucho dolor ya que la otra pandemia denominada violencia, cobra su respectiva factura con desapariciones, feminicidios, homicidios, secuestros y demás atrocidades. Los seres humanos del hoy, estamos viviendo capítulos en la historia de la humanidad mucho muy complejos que amenazan además, con extender sus efectos y sorprendernos con nuevas formas de exterminio. Después de este tiempo, ha llegado la vacuna y los sueños de salir adelante de posibles contagios, sin embargo, los distintos laboratorios que la producen han presentado algunas contradicciones e incumplimientos en entregas y eficiencias, primero los grupos más vulnerables han tenido el privilegio de tenerla, después y por edades, la vacuna irá abarcando al resto de los mortales. No obstante, falta mucho por avanzar en la superación del Covid-19, peor aún, advierto una tendencia a poner de colores amables a estados, ciudades y negocios, más por la necesidad de satisfacer intereses económicos que realmente como muestra de que estamos avanzando contra la multicitada enfermedad. Me preocupa sobremanera el grado de complicidad que se está tejiendo en todos los niveles para decirle al mundo que ya está todo listo, que ya somos inmunes y que los estudiantes pueden regresar a las aulas a las clases presenciales, como si fuéramos el ejemplo de prevención, de estrategias sanitarias o de disminución de contagios y muertes. El caso más reciente es el de los estudiantes argentinos que dieron negativo al Covid en Cancún y llegaron contagiados a la Argentina, siendo que en nuestro país, la prueba se realizó por un laboratorio fantasma, patito o inexistente motivando que más de 70 jóvenes estén enfrentando las consecuencias de este tipo de corrupción. La quemada internacional está ahí y seguramente en los próximos meses, seremos testigos de incrementos en las cifras vinculadas con la pandemia pues ya está todo listo para que se desborden playas, hoteles, restaurantes y otros destinos turísticos como mi querido Zacatecas, teniendo como pretexto la Semana Mayor. Lo malo es que desde ya, se ha bajado la guardia en las medidas sanitarias y no se aprecia un liderazgo gubernamental que motive fortalecerlas para evitar a toda costa, que se lleven de nuestra Entidad, el virus de recuerdo. Dicho sea de paso, es necesario comentar que se requiere más solidaridad de parte de algunos laboratorios, farmacias y negocios que venden oxígeno, tanques y concentradores pues los altos precios dejan en indefensión a muchos pacientes de escasos recursos y que requieren del oxígeno para enfrentar adecuadamente la enfermedad. Hay escasez, hay alza en los precios, los fines de semana y peor por la noche, no se encuentra nada o a muy alto costo, no le estamos entrado parejo con el compromiso de garantizar el Derecho Humano a la Salud. Un tanque de oxígeno lo puede rentar obligatoriamente por un mes, con depósito, comprobante de domicilio y con la firma de un pagaré para que finalmente, su enfermito cuente con el preciado oxígeno, los costos pueden variar en alrededor de 11 mil pesos o más, cifra que cualquier familia zacatecana puede pagar gracias a la abundancia que nos han dejado los últimos sexenios. Sin duda, el Covid es también un asunto de dinero, un asunto de intereses y de lucro que debe estar afectando desde ya, a muchas familias de escasos de recursos. Lamento mucho que esto suceda, los que hemos enfrentado los impactos de esta pandemia sabemos lo difícil que es, la gran afectación para las familias, hay que pagar medicamentos, estudios, análisis y sortear las diversas secuelas que deja esta enfermedad y a las cuales nadie está preparado. En esta lucha desigual, es urgente la solidaridad, el liderazgo, la tolerancia y mucha paciencia. Amigo lector haga lo posible por no infectarse, pues en su vida, nada será igual. Así las cosas, el que escribe no confía en los colores amigables con la reincorporación de actividades cuando a la vista de todos, no ha existido una estrategia exitosa que demuestra una disminución efectiva de contagios y muertes. Estemos atentos, está de por medio nuestra salud, nuestra vida y la de nuestras familias.
