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miércoles, 24 abril, 2024
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■ El Péndulo

Los escenarios que vienen y las tareas de los progresistas zacatecanos

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

En menos de un semestre se definirá a la persona que encabezará la campaña que culminará con la elección de presidente de la República, de todos los legisladores federales y de muchas más autoridades en estados y municipios. Según las reglas publicadas por la dirección nacional de Morena, primero se aplicará una encuesta para definir las tres o cuatro personas más populares entre todos los aspirantes, y un mes después se aplicará otra para medir reconocimiento de nombre, valoración buena, muy buena, mala o muy mala, y percepción sobre su compromiso con la gente y con la 4T, y de ellas se obtendrá el nombre de quien desempeñará su candidatura. Cabe señalar que, hace un buen tiempo, muy diversas casas encuestadoras han venido aplicando sondeos indicativos, y han reportado coincidencias importantes: Claudia Sheinbaum aparece encabezando las preferencias y Marcelo Ebrard aparece en segundo lugar, aunque ya se nota una tendencia a que crezca la diferencia entre ellos (12% en las más recientes), y esas coincidencias son más firmes en los reportes de las empresas demoscópicas con mayor reconocimiento por su profesionalismo. Si asumimos que, en encuestas nacionales, cada punto porcentual equivale a un millón de personas, concluiremos que remontar esa diferencia es casi misión imposible para Marcelo. A lo anterior hay que agregar que en el estudio más reciente sobre el tipo de electores que apoya a cada uno de ellos, resulta que Claudia obtiene una preferencia mayor de quienes simpatizan más con la 4T y que se declaran de izquierda, personas que, teóricamente, son más activas políticamente. A ello hay que agregar que ella también aparece como mejor candidata en los careos entre los posibles candidatos.

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Independientemente de quién resulte encabezando las candidaturas de Morena, se puede prever que no habrá rupturas y que el equipo de la persona ganadora empezará a diseñar la precampaña a partir de septiembre, lo que significa, entre otras cosas, que muy pronto deberán tener una idea sobre cómo garantizar la mayor cantidad de votos en cada entidad de la República. Si ello es cierto, vale la pena detenernos un poco en imaginar algunos escenarios en nuestra entidad: el primero sería aquel que resulte de una ruptura definitiva de Ricardo Monreal y las decisiones en cadena que provocaría, y el segundo sería el que resulte si Ricardo decide permanecer haciendo política en Morena. Veamos cada escenario y especulemos un poco sobre la conducta que deberían asumir los electores más convencidos de la 4T y más leales a AMLO. A ellos los llamaré “Progresistas Irredentos”, por la lealtad mostrada con AMLO, no obstante la salvaje exclusión de que han sido objeto, tanto de los espacios del gobierno federal, como del estatal.

Primero. El grupo que encabezan los Monreal se integra totalmente al partido o coalición escogido como plataforma por Ricardo, provocando, de inmediato, una recomposición de los funcionarios que representan al gobierno federal en Zacatecas. Otra modalidad en este escenario sería la que se configure si el gobernador David Monreal permanece leal a Morena. 

Segundo. Ricardo y toda su familia y seguidores permanecen en Morena y buscan negociar con Claudia o con Marcelo para obtener, cuando menos, que les escrituren Zacatecas por otro sexenio.

Pienso que no tiene ningún sentido especular sobre la probabilidad de que se configure uno u otro escenario pues, en esta etapa del proceso la decisión está íntegramente en manos de Ricardo Monreal y el tiempo para tomarla está terminando. Tampoco es necesaria esa especulación para sacar la conclusión de que los Progresistas Irredentos estarán obligados a trabajar más que nunca en cualquiera de los escenarios que analizamos, si se mantienen en la idea de que Zacatecas requiere una poderosa fuerza convencida de la urgente necesidad de detener los retrocesos y avanzar en la construcción de una sociedad con bienestar creciente, con una democracia real y consciente de los retos que tenemos como parte de la humanidad. A esas personas se les denomina, en la teoría política, progresistas.

En el escenario uno, los Progresistas Irredentos tendrán que soportar toda la responsabilidad de conseguir votos para Morena y sus aliados, y más les vale prepararse desde ahora para que su capacidad organizativa sea la necesaria para vencer el reto. En la otra modalidad del primer escenario, ellos y el gobernador David deberán hacer acopio de toda su paciencia y aportar su mayor esfuerzo para acordar una dirección conjunta de la campaña.

Si se configura el segundo escenario, asegurar la simple sobrevivencia exigirá de los Progresistas Irredentos una mayor aportación de trabajo  de cada uno para articular la mayor cantidad de zacatecanos en el menor tiempo posible, y además, hacer notar su presencia para que el equipo del o la candidata de Morena reconozca su existencia antes de que ocurra la negociación y en México opten por mantener el cacicazgo de Ricardo que ya cumplió un cuarto de siglo. Más que el de Leobardo Reynoso. 

Llegó el momento de que la izquierda histórica levante la cabeza, recuerde su historia, reivindique los avances que tuvo entre los años setenta y el momento de la ruptura de Ricardo. Llegó el momento de contribuir con humildad a la toma de conciencia de la responsabilidad de los Progresistas Irredentos y de convencerlos de no repetir las tácticas de los años recientes, que no impidieron su exclusión total por el cacique empoderado por la dinámica nacional. 

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