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jueves, 25 abril, 2024
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■ Alba de Papel

La ignorada riqueza pétrea de Zacatecas

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Por: ALMA RITA DIAZ CONTRERAS •

Norias, comunidad del Municipio Gral. Francisco R. Murguía, año 2021. Al cierre de su capacitación, un grupo de 16 personas originarias de este lugar, piden a sus autoridades, que la formación que recibieron en el Taller-Escuela de Ónix durante dos semanas, se repita y les permita sentar las bases de una nueva relación con su entorno que les genere nuevas expectativas de desarrollo.

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El grupo está integrado por jóvenes que van de los 18 a los 40 años, cinco son mujeres, dispuestas a lapidar la rudeza de la piedra que abunda en su región, para convertirla en una extraordinaria artesanía, cuyo valor se multiplica por mucho, frente al material en bruto que por toneladas se llevan empresas extranjeras a otros lugares de México y el mundo, particularmente a China.

El taller-escuela fue inducido por el Ejido de Norias a través de su Comisario Teódulo Hernández, que sensiblemente contó con la aprobación de la mayoría de sus miembros y fue resguardado por su presidente municipal, Dr. Javier García Castañeda, quién con seguridad, al verlos trabajar, tuvo la impronta de una nueva área de oportunidad para municipios tradicionalmente rezagados, como el suyo.

Por lo general, la geografía del semidesierto es estática y yerma, horas y horas, días y días, años y años, lustros y décadas de aparente decadencia y olvido carcomen lentamente la ilusión de sus habitantes de que la realidad cambie, de que el rumor viciado que los devora, se transforme con virilidad y acierto, en una apuesta distinta que les dé la oportunidad de trabajar en su tierra y ganar su propio dinero.

Esta posibilidad les dio el taller, que fue una experiencia enriquecedora para sus 16 participantes, qué por más de 80 horas en un espacio habilitado para ello, con máquinas, discos y herramientas aportadas generosamente por una mano amiga, fueron capaces de labrar fruteros, ovalines, lámparas, mesas y figuras ornamentales de una belleza singular, petrificada y eterna.

Dos grandes artistas populares, provenientes de Puebla, los maestros Camilo Vázquez y su hijo, Eduardo Vázquez, compartieron su experiencia acumulada por más de 50 años en el oficio lapidario, y lo hicieron con la empatía solidaria – por lo que ellos mismos han padecido- de revertir la sensación de la nada y el ocio improductivo, en poblados fantasmas, destinados a desaparecer porque se están quedando vacíos, con sus muertos y con sus bancos de ónix, que no supieron trabajar porque no saben cómo hacerlo. Aquí la afortunada pertinencia.

El taller-escuela fue una experiencia modesta, pero a los ojos del observador crítico y razonable, representa un ejercicio desencadenante de una economía creativa que es vital para impulsar el desarrollo regional, ese que históricamente sigue pendiente, y que es ya una necesidad apremiante en comunidades enteras del territorio zacatecano, que padecen hambre y penurias constantes, que hoy, se encuentran amenazadas por una violencia incontenible.

El siseo de un Zacatecas pobre recorre a sus moradores, convirtiéndose en un gran desafío para las autoridades, no obstante, es importante redimensionar las posibilidades de mejoría y progreso que pueden llegar a tener muchos poblados de la Entidad, si se resuelve la ecuación de que la cultura es un factor de desarrollo económico, que produce riqueza y bienestar, que promueve la paz y la identificación comunitaria, así como el sentimiento de pertenencia y de identidad.

El semidesierto es un territorio atípico, no suficientemente explorado ni valorado, con plantas y frutos exóticos que podrían generar proyectos significativos de herbolaria y gastronomía y sus bancos de minerales pétreos no metálicos, singularmente, el ónix zacatecano, podría generar un ambicioso proyecto en serie para pueblos como Mazapil, Villa de Cos, El Salvador, Melchor Ocampo, Concepción del Oro y Gral. Francisco R. Murguía, algunos de ellos, sometidos a la infame rapacidad minera que los agobia y contamina.

 En la línea recta que lleva a estos lugares, se advierte la miseria circular de sus comunidades, bajo la paradoja indescriptible, de la riqueza pétrea que a cielo abierto se vislumbra con una belleza rutilante y prometedora, de que es posible transformar.

La extracción de la plata ha sido la brújula que ha guiado la historia de estos pueblos, criminalmente saqueados porque también han sido ricos en la producción de oro, cobre, hierro, barita, mármol y travertino. Con su historia particular, sus fiestas, sus santos, su comida, sus héroes y artistas se adhieren al reclamo del poeta Antonio Valdez Carvajal, el gran poeta del semidesierto, cuando escribió: “Zacatecas, me da coraje que te digan pobre”, como eco que se convierte en clamor para resistir que se convierta en destino”.

El gran escritor Gabriel Zaid Giacoman, escribió en 1995 que “Hace unas décadas, los universitarios soñaban con tener un despacho, consultorio o negocio propio, ahora sueñan con tener un puesto, oficinas de lujo, viajes y gastos pagados. Esto ha sido un desastre para la productividad nacional, sobre todo, la productividad de capital, que sigue siendo el factor escaso.

Las pequeñas empresas son un almácigo de iniciativas de donde salen a veces las grandes, una escuela formadora de personas capaces de actuar por cuenta propia, una red abastecedora más flexible para atender las variaciones de la demanda en el espacio y en el tiempo. Como si fuera poco, producen más por unidad de capital, aprovechan oportunidades de inversión inaccesibles para la operación en grande y son capaces de poner a producir a una persona con inversiones mínimas.

El caso de Norias, es un buen ejemplo de lo que puede llegar a pasar, porque nunca como ahora, es necesario apoyar decididamente la productividad independiente, estimular a hombres y mujeres de estas regiones para que se queden y trabajen en sus comunidades de origen, que adquieran un oficio y tengan un empleo.

Con reconocimiento a esas personas que trabajan y sueñan en que pueden transformar a sus comunidades de origen, porque absolutamente es posible.

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