■ Cristo vino a salvar, no a condenar, aseveró el prelado
La actitud del Papa Francisco expresada en la decisión de convocar a un Año Jubilar de la Misericordia, “va a pedir de nosotros una actitud diferente. No podemos ser más que Nuestro Señor. Nuestro Señor vino a salvar, no a condenar. Pero a veces nosotros condenamos en lugar de tener el corazón compasivo que debe presentar la Iglesia”, dijo Sigifredo Noriega Barceló, obispo de la Diócesis de Zacatecas, en entrevista concedida hace unos días.
Este Año Santo o Jubileo se propuso de manera especial y se desarrollará entre el 8 de diciembre del presente año y el 20 de noviembre de 2016, mismo en que todos los sacerdotes tendrán la facultad de absolver el pecado del aborto.
Noriega Barceló distinguió en esta postura del pontífice dos sentidos pedagógicos inscritos en este tiempo de “cultura de la muerte”.
Uno de ellos dirigido hacia la sociedad y que busca hacer conciencia de que “toda vida humana es importante y diga de ser vivida”, dijo, no sólo desde el inicio sino en cualquier situación y circunstancia, pues “hay demasiadas muertes provocadas”.
En este sentido, se refirió también para el caso mexicano a aquellos decesos ocasionados por el crimen organizado, y asimismo a fenómenos como la desaparición de personas, el secuestro y la tortura.
La postura papal “tiene que llevarnos hacia allá”, expuso, y agregó que el campo de la Iglesia es preventivo y curativo, para este último caso se propone este Año de la Misericordia.
“Tiene que darnos la lección de que necesitamos hacer conciencia, sensibilizar del respeto a la vida, del respeto a las personas en cualquier edad y en cualquier circunstancia (…) Es una conciencia ante todo tipo de males, los males antiguos y los nuevos. Hoy hablamos de desapariciones, de secuestros, etc.”
“Todo es gravísimo. No se imagina uno el sufrimiento que causa todo esto a las familias, y por eso mismo el sufrimiento a la sociedad, porque no podemos vivir desconfiando de todo”.
El otro aspecto de enseñanza que desde su punto de vista promueve el Papa Francisco con este año jubilar, es justo hacia los propios sacerdotes.
De quienes dijo, “no estamos acostumbrados a una actitud tan compasiva y necesitamos prepararnos. Y para ello necesitamos tener muchos elementos de psicología pastoral. De saber acoger a la gente que se acerca arrepentida, de saber orientar, ser pacientes, ser comprensivos, como describe Pablo la caridad cristiana”.
El Papa Francisco focalizó su atención para proponer este Jubileo especial, según lo expuso en una carta pública, pensando especialmente en las mujeres “que han recurrido al aborto. Soy bien consciente de las presiones que las han llevado a esa decisión. Sé que es una tragedia existencial y moral”.
Al respecto observó Sigifredo Noriega Barceló, el pontífice “está fijándose en la persona que está sufriendo esta situación mucho muy dolorosa y qué mejor momento que acercar la misericordia de Dios, no para condenarlas sino para que se levanten y rehagan sus vidas. Esa es la razón”.
Dijo, el perdón de Dios sana totalmente pero es importante también el autoperdón, “porque hay gente que lleva toda la vida esa culpa y eso enferma, se convierten en situaciones de culpabilidades patológicas”.
Por tanto lo que se pretende, “es ese otro fin”, uno que llamó la pedagogía del amor, “porque nuestra fe pretende la salvación no la condenación”.
El prelado refirió que son los obispos quienes tienen la facultad de absolver el pecado del aborto, pero sólo durante dos periodos al año, la Cuaresma y la Pascua, la extienden también a los sacerdotes, por lo que la lectura que hace la Diócesis de Zacatecas de esta decisión papal, “es de mucha apertura (…) pues la persona del Papa Francisco es muy significativa para todo el mundo” e implica una atención mediática que da a conocer “que la misericordia está allí para todos”.
