En 1953, el fotógrafo mexicano Ignacio López Bocanegra, mejor conocido como Nacho López, realizó un foto ensayo titulado “La Venus se fue de juerga por los barrios bajos”, que constaba de 10 fotografías en las que se ve a un hombre cargando el maniquí de una mujer desnuda con un aire a Marilyn Monroe por distintas partes y escenarios de la Ciudad de México. Con esto, pretendía deslindarse de la creación de imágenes que hacían al país un lugar exótico y optó por la fotografía de gente común en lugares comunes.
En el ensayo se ve a un hombre vestido con una chamarra de mezclilla, un pantalón de pinzas, camisa blanca y un sombrero, transportando a un maniquí de una mujer por varias calles y generando escenas sui generis: en el camión; tomando un refrigerio; y las más comunes, caminando por las calles capitalinas a la vista de niños, mujeres y hombres que reaccionan ante la presencia de la figura. El ensayo generó muchas opiniones, pero lo cierto es que Nacho López, con este tipo de propuestas, se hizo un lugar en la historia de la fotografía en México.
En 1998, es decir, 45 años después de haberse realizado el ensayo fotográfico, el músico y compositor Jorge Torres Sáenz creó una obra corta para música de cámara inspirada precisamente en el trabajo de Nacho López, por lo que el resultado es una pieza vivaz que conduce a quien la escuche, por un pasaje de sonoridades vanguardistas que se convierten en el soundrack de la travesía de ese personaje que se paseó con un maniquí desnudo por los barrios de la Ciudad de México en los primeros años de le década de 1950.
La pieza es un pasaje
de sonidos vanguardistas
que se convierten en el
soundrack del personaje
cargando el maniquí
La obra se titula “La Venus se va de juerga”, y este martes 12 de abril el cuarteto de cuerdas originario de Zacatecas, Aldebarán, la ejecutó como parte de su programa compuesto de tres obras, en el auditorio del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez como parte del Festival Cultural Zacatecas 2022, regalando al público presente un momento que fue del dramatismo a la locuacidad y el temple vertiginoso que las cuerdas de los violines, la viola y el violoncello de Daniel de la Torre Reveles, Fabián Rivas de Santiago, Jorge Alberto González Mora y Yalissa Cruz Espino, lloraron.
El recital se compuso también por el Cuarteto de Cuerdas número 2, de Joaquín Gutiérrez Heras, una obra compuesta en 2003, y el Cuarteto de cuerdas no. 1 Op. 20, del compositor argentino Alberto Ginastera, el cual se ejecutó luego del intermedio y sorprendió a los asistentes por el nivel de exigencia en los instrumentos que se convirtieron en un mar, primero de intensas olas violentas y agitadas, para pasar a la calma poética y finalizar con la alegría de una sinfonía épica hasta alcanzar el summún sonoro de esos cuatro instrumentos de cuerda.
Yalissa Cruz Espino, la violoncellista, informó que este mismo programa será llevado próximamente a Costa Rica, donde se presumirá las composiciones de estos músicos neonacionalistas, e invitó a los compositores jóvenes a que se acerquen al Cuarteto Aldebarán y le muestren sus composiciones con la idea de que este grupo las lleve a los escenarios, algo que dijo, siempre ha sido del agrado de la agrupación que llenó de música el auditorio zacatecano.
