Ciudad de México. En una ceremonia que duró apenas un minuto y 40 segundos, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, entregó a las 11:00 horas al Papa Francisco las Llaves de la Ciudad y el pergamino de Huésped Distinguido, frente a la puerta principal de la Catedral Metropolitana y ante cerca de 60 mil feligreses reunidos en la explanada de la Plaza de la Constitución.
El mandatario capitalino recibió al pontífice, quien descendió del papamóvil, al pie de la rampa del templete de madera que se instaló con este motivo.
Aunque se preveía que el Papa firmara el libro de los huéspedes distinguidos de la Ciudad de México de último momento personal de logística se retiró la mesa del templete.
Luego de recibir las Llaves y el Pergamino el líder de la iglesia bajó por la rampa con dirección a la Catedral para reunirse con obispos y sacerdotes.
Las Llaves son de plata pura, cada una mide 93 milímetros de largo, 32 de alto y 6 de ancho, y pesa 280 gramos, y fueron fabricadas por la empresa Acuñación Artística Emblemática. Una tiene grabado a un costado el escudo de la Ciudad de México y la otra el nombre de Francisco.
En tanto que el pergamino es una hoja de papel artesanal de 34 centímetros de altura por 21.5 centímetros de ancho y pesa 25 gramos, y al igual que la llave tiene el escudo de la Ciudad de México.
