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viernes, 29 marzo, 2024
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Las tendencias demográficas: pesos que asfixian las esperanzas

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Por: REDACCIÓN •

Desde Malthus sabemos que las poblaciones crecen en forma geométrica, y los alimentos (o la riqueza) de manera aritmética; por tanto, si hace 2 mil años eran 300 millones de habitantes en la tierra, y se tuvo que esperar cientos de años para duplicarse, ahora en cosa de décadas avanzamos otros mil millones de habitantes más. Es decir, la tasa de crecimiento de la población hace que nos preguntemos seriamente sobre la viabilidad ecológica del proceso. ¿Podemos seguir aumentando la población
indefinidamente? Aún más, ¿podemos pensar en un indefinido crecimiento económico que sostenga a dicho aumento de población? Los estudios sobre la capacidad de los recursos naturales dicen que al ritmo de crecimiento actual, requeriremos varios planeta Tierra para sostener a esa población con el mismo modelo de crecimiento y gasto energético per cápita por año. En conclusión: debemos concebir un límite al crecimiento económico y al aumento de la población mundial, lo que implica un cambio sustancial en los principios ordenadores de nuestras economías y estilos de vida. Sólo algo así podría modificar las alarmantes tendencias que se observan del presente al 2050. Es lo que realmente significa ese concepto tan manoseado por ignorantes, que lo usan sin saber sus profundos significados: sustentabilidad.

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Las principales tendencias estudiadas son las siguientes: en dos generaciones podremos llegar a los 10 mil millones de habitantes (hoy somos poco más de 7 mil millones); en 30 años el ritmo de urbanización de la población hará que dos de cada tres personas vivan en las ciudades, lo cual a su vez implica que los servicios que se requerirán en agua, educación, medicina y en infraestructura urbana se tendrán que duplicar. Ahora mismo hay una paradoja mundial: la mayoría de los habitantes son jóvenes y crece el envejecimiento de la población, por el aumento considerable en la esperanza de vida, lo cual significa que la exigencia del mercado laboral es enorme y los requerimientos en pensiones y los gastos en malestares crónicos de salud, pueden hacer estallar a las diferentes economías del mundo. Se deja ver un futuro muy distinto a cómo lo veían los optimistas ilustrados del siglo 18, con su fe en el progreso ilimitado. Hoy, por el contrario, no se ve un brillante progreso, sino el abismo.

Los críticos de Malthus afirman que el problema no es el aumento geométrico de la población, sino la distribución desigual de la riqueza con la cual se mantiene dicha población. En parte, no les falta razón porque el gran reto en el mundo es la enorme asimetría en la conformación demográfica producto de las gigantescas desigualdades existentes. La persistente asociación entre altas tasas de natalidad y la pobreza, genera que países pobres crezcan a tasas insostenibles mientras que países ricos se ven asfixiados por falta de población joven. Es el otro gran reto: cerrar brechas. Pero las tendencias no se dirigen hacia allá. Si los Objetivos del Milenio no se cumplen (como parece va a ocurrir), para 2015 iremos arrastrando metas y, con ello, acumulando pesos sobre el cuello del planeta que terminarán asfixiando toda esperanza.

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