Ciudad de México. Minutos después de su llegada a la Nunciatura Apostólica, ubicada en el sur de esta ciudad, el papa Francisco salió a saludar a quienes permanecían afuera de la sede diplomática.
Eran cerca de las diez de la noche cuando el Papa salió, entre porras de los presentes, y les pidió que rezaran con él, «por las personas que nos quieren y por los que no nos quieren».
Dijo: “Hay que saludar a las personas que están enojadas, que tienen rabia, así como a los que no queremos y a los que no nos quieren, a los que nos han hecho algún mal”.
Posteriormente, dio la bendición a los asistentes antes de recalcar: “ustedes saben que mañana es sábado y es un día ‘medio libre’, pasado mañana es domingo, un día libre y tenemos que venir todos descansados”.
Entre gritos de aprobación, el Papa continuó y pidió que «mañana nos volvamos a encontrar; pero no se olviden, mientras van a casa o antes de dormir miran a la Virgen» y recordar esos rezos a las personas que nos quieren, a las que queremos, a las que no queremos, a las que no nos quieren y a las que nos han hecho daño. Hasta luego, gracias. Adiós, que dios los bendiga».
Enseguida se despidió e hizo hincapié en que hay que dejar dormir a los vecinos. «Yo los invito a que ahora tranquilitos, vayamos a casa en paz y mañana nos veremos”.
