En una democracia difícilmente un gobierno tendrá la aprobación del total de los gobernados, pero de eso se trata la democracia, de gobernar para la mayoría y no para todos, claro está, sin negar la existencia o cerrar los ojos a las demandas de las minorías.
El domingo primero de septiembre el presidente AMLO realizó su último informe de gobierno, el primer presidente de izquierda que realizó acciones que encontraron una fuerte oposición, llevó a cabo su acto sin altercados.
Muy distinto fue el informe realizado por la mal llamada 4T de Zacatecas, ocho días después del informe presidencial el movimiento monrealista, que es lo que realmente es y no 4T, realizó su acto de masas y halagos, cobijado por colaboradores de gobierno y aplaudidores profesionales. Hasta ahí todo normal para cualquier gobierno, los buenos y los malos.
La sorpresa se dio cuando comenzaron los reportes de que a algunos ciudadanos no se les permitió el ingreso al Palacio de Convenciones lugar donde se realizó el informe del ejecutivo estatal, aun teniendo invitación, como fue el caso de algunos de los diputados locales que se presentaron, argumentado que por motivos de Protección Civil ya no era posible aceptar el ingreso de más personas.
Todo pareciera estar dentro de una lógica de seguridad, pero al aparecer en redes sociales una lista integrada por ciudadanos que han manifestado estar en desacuerdo con algunas acciones del gobierno local y que muchos de los integrantes de esa lista son abiertamente de izquierda, el asunto se vuelve, por lo menos curioso.
El monrealismo no se destaca por su talante conciliador, todo lo contrario, se vuelve ciego, sordo y mudo cuando enfrenta alguna oposición a sus acciones y no acepta ni la pequeña posibilidad de un error a su actuar.
Desde la actitud represora mostrada el pasado 8 de marzo, la falta de voluntad política a escuchar a las voces de quienes estamos en contra del segundo piso, la falta de atención a los buscadores de desaparecidos, y un largo etcétera que hacen que el gobierno de Zacatecas se ubique más cerca a un gobierno de la derecha más cavernaria que a un gobierno que se dice de izquierda.
Las acciones hablan por sí solas, el elaborar una lista de ciudadanos con algún tipo descontento para que no se les permita el ingreso a un evento del gobernador no es digno de un gobierno que debería estar atendiendo los descontentos y atendiendo las causas en lugar de estarse preocupando en si le van a arruinar la fiesta, que por cierto, se paga con el dinero de todos.
Nos quedan tres años de un gobierno cuyos errores opacan los logros que pudiera tener, la burbuja que envuelve al gobernador y las acciones que toman desde la arrogancia no vislumbran un buen final, tan es así que la “revocación de mandato” comienza a sonar cada vez más, aún está a tiempo de corregir la actitud, pero por lo visto, no ocurrirá.