Acabo de recibir vía WhatsApp, un audio que contiene un hermoso poema y que por su alto contenido social y sensibilidad política, se torna en mensaje de obligada e inmediata difusión. El poema viene sin nombre y no hace referencia al autor, por lo que me di la pequeña licencia de titularlo: “Yo no voto por votar”, de autor desconocido.
Yo no voto por votar, no soy chairo
o izquierdoso, tampoco soy revoltoso,
de peje-zombi ni hablar.
Pero me he puesto a pensar
en la horrible situación
por eso de corazón
yo voto por la esperanza
a ver si mi voto alcanza
para salvar mi nación.
Yo no voto por un hombre
yo no voto por Andrés
yo voto por la niñez
que está sin rostro y sin nombre.
Yo voto aunque esto asombre
por las mujeres solteras,
los médicos y enfermeras,
por sus mejores salarios
voto por los empresarios
por los que son de a de veras.
Voto por los estudiantes,
los campesinos, obreros,
los músicos, carpinteros,
por todos los comerciantes.
Voto por los ambulantes,
por los choferes, taxistas, albañiles,
roturistas, amas de casa y gestores,
tapiceros, profesores,
los artesanos y artistas.
Yo no voto por Morena
yo voto por mi país
para que viva feliz
y dejemos tanta pena.
Yo voto por que me llena
de coraje ver al PRI
robándote a ti y a mí
mientras sus lujos se dan,
pues es lo mismo que el PAN
de eso ya cuenta me di.
Pero si quieres tacharme
de chairo o de populista,
de peje-zombi, idealista
con gusto puedes juzgarme.
Yo no voy a retractarme
lo digo de este y mil modos
junto soy codo con codo
Votaré por Obrador por que al hacerlo señor
estoy votando por todos.
No es cuestión de dividir
si tu no piensas igual,
no te deseo ningún mal
pues se vale disentir
más te invito a compartir
el bienestar de la gente.
Porque el triunfo es inminente
ya se acerca la victoria
“juntos haremos historia”
AMLO será presidente.
HOMICIDIO DE IVÁN: Urgente su
esclarecimiento y castigo a los responsables
La madre de Iván, Inés Colunga, narra para “La Jornada” (9 VI-2018), la manera como el jueves 7 por la mañana, llegó “a la puerta de mi casa” una camioneta de la Policía Estatal. Uniformados cuatro y dos vestidos de civil penetraron a la vivienda, la ataron junto con su pareja y con otro de sus hijos y se llevaron a Iván.
Logró reconocer a uno de los policías a quien apodan “El colombiano” y dio detalles del vehículo-patrulla de la Policía Estatal Preventiva, entre otros el número económico 571.
Una primera versión oficial, fue que el vehículo, el día de los hechos fue llevado a un taller para su revisión mecánica, por lo que se habló sobre la posibilidad de un vehículo “clonado” el que pudiera haber sido utilizado en los hechos. De ser cierta la versión de la Secretaría de Seguridad Pública, surge la primera interrogante: la revisión mecánica de la patrulla 571, precisamente el día que ocurrieron los hechos, ¿es mera coincidencia? O, ¿es parte de una estrategia?
¿Y, qué hay del colombiano?
La acusación de secuestro y posterior homicidio es de por sí grave, pero si quienes son culpables resultan ser policías, gente contratada por el gobierno para la protección de los ciudadanos, entonces caemos en una circunstancia agravada: Se trata de gente a la que el gobierno capacita en uso de armas y destreza física, que se les paga con dinero del contribuyente y que obtienen información confidencial sobre personas y familias, por lo que al final resultan ser el mayor grado de inseguridad para todos.
Se informó que Camberos el Secretario de Seguridad Pública instruyó a la Dirección de Asuntos Internos que “abriera su propia indagatoria”. Mal haría pues no le es de su competencia, aunque sí la abierta colaboración con el Agente del Ministerio Público y con la policía ministerial.
La ciudadanía debe estar atenta en los avances de la indagatoria. Igual la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Y el interés especial en el caso por parte del Fiscal General. No porque el caso sea especial en relación con otros asuntos que han implicado daño igual o mayor inclusive a las víctimas, sino porque, de resultar policías involucrados, el peligro potencial para la sociedad resulta ser excesivamente mayor y se hace necesario corregir de inmediato.
