Cada 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, una fecha establecida para concientizar a la población sobre la importancia de la salud mental y la prevención de esta problemática que afecta a personas de todas las edades, géneros y clases sociales.
En este contexto, la psicóloga Ana Victoria Delgado Barrios, quien cuenta con una Maestría en Psicoterapia Cognitivo-Humanista y Doctorado en Tanatología, compartió sus reflexiones para el medio, enfatizando la importancia de la empatía e intervención profesional.
El suicidio es un fenómeno que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cobra la vida de una persona cada 40 segundos a nivel mundial, por lo que es un tema urgente.
Ante esto, Delgado Barrios hizo hincapié en que las causas que llevaban a una persona a considerar el suicidio eran múltiples y complejas, pero en su esencia, eran un reflejo del sufrimiento que atravesaban quienes sentían que su dolor era insuperable. “Las expresiones como ‘la vida no tiene sentido’, ‘quisiera morirme’ o ‘me voy a matar’ no debían tomarse a la ligera”, enfatizó, subrayando la necesidad de una mayor empatía y comprensión hacia quienes atraviesan estas crisis.
Según comentó, estas expresiones son indicios claros de que algo estaba mal en la vida de esas personas y no debían ser ignoradas.
Asimismo, señaló que las enfermedades terminales, las pérdidas significativas (ya sean de empleo, de seres queridos o del sentido de la vida), los desequilibrios en neurotransmisores y ciertos trastornos mentales son factores que pueden desencadenar el deseo de morir.
Entre los trastornos más comunes relacionados con el suicidio, mencionó el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), que se caracteriza por una dificultad para controlar las emociones y los impulsos. Otros trastornos como la depresión, la ansiedad y aquellos relacionados con el consumo de sustancias también representan riesgos elevados.
«Después de la pandemia, noté un incremento notable en la población adolescente con trastornos de ansiedad y depresión, y en su mayoría estos casos estaban acompañados por ideación suicida», explicó. Este aumento de trastornos en jóvenes fue particularmente preocupante, dado que muchos de ellos permanecían callados por miedo a ser incomprendidos o juzgados por quienes los rodeaban.
Delgado Barrios insistió en que el suicidio no debía ser visto como un deseo genuino de morir, sino como una búsqueda desesperada de alivio ante un sufrimiento emocional insoportable. En este sentido, resaltó la importancia de que las personas cercanas a quienes padecían estos sentimientos de desesperanza ofrezcan un acompañamiento constante y sin juicios. “Como familiar o persona cercana manténgase atento, vigile y evite dejar cerca de él objetos punzocortantes medicamentos o algún objeto lo pueda poner en riesgo” enfatizó.
«Las personas en ese momento de sus vidas no quieren ayuda, pero la necesitan», recalcó, subrayando que las frases como “échale ganas” o “tienes una vida por delante” no tienden a ser útiles, pues las personas con ideación suicida están en una situación muy distinta a quienes gozaban de salud mental.
Por lo que recomendó que, en situaciones de crisis, cuando una persona esté a punto de quitarse la vida o ya hubiera preparado un escenario para llevarlo a cabo, se debía buscar atención intrahospitalaria inmediata. Incluso resaltó que, en Zacatecas, el Hospital de Salud Mental, ubicado en Calera, ofrece un espacio de atención de urgencias para estos casos. «En esos momentos, lo más importante era salvaguardar la vida», enfatizó.
En su reflexión, también estableció un paralelismo entre el concepto de voluntad anticipada y el suicidio. La voluntad anticipada es un documento legal que permite a una persona, en pleno uso de sus facultades mentales, rechazar tratamientos médicos que consideren innecesarios para prolongar su vida. En el caso del suicidio, Delgado Barrios observó una similitud en la búsqueda de control sobre la vida y la muerte, pero con una diferencia crucial: las personas que eligen el suicidio solían estar influenciadas por trastornos mentales o situaciones críticas que les impedían ejercer un juicio pleno sobre sus decisiones. “Estas personas no quieren que los demás intervinieran, pero lo necesitan desesperadamente”, agregó.
Un tratamiento psicológico y psiquiátrico correcto puede reducir o eliminar las ideas suicidas y, en muchos casos, salvar vidas. «Procure que quien atienda a estas personas sea un profesional de la salud mental identificado con cédula profesional, evitando caer en manos de pseudoterapias», recomendó.
En el marco de este día conmemorativo, el Colegio de Psicólogos Profesionales para el Bienestar Social A.C., del cual Delgado Barrios es integrante, ha anunciado una serie de conferencias destinadas a abordar diferentes aspectos de la prevención del suicidio, por lo que extendió una cordial invitación a seguir la página y estar al pendiente.
Entre las actividades programadas se incluyen temas como la prevención en adolescentes dentro de contextos escolares, consejos para prevenir el suicidio, y el impacto de la enfermedad mental en la ideación suicida. Las conferencias, que se llevarán a cabo a lo largo de septiembre, están diseñadas para fomentar la comprensión y la acción en torno a este importante tema.
El suicidio es un problema complejo que nos competió a todos como sociedad. La prevención, el acompañamiento y la empatía fueron claves para reducir las tasas de suicidio y brindar a quienes sufrían una posibilidad de encontrar alivio en lugar de optar por la muerte.