Por defender el derecho a la soberanía de su propio pueblo, al activista Roberto de la Rosa, originario de Salaverna, Mazapil, fue vinculado a proceso y este 10 de febrero se cumple la fecha para que tanto la víctima como la defensa aporten pruebas, informó el campesino, quien se ha erigido como el símbolo de la resistencia contra la minería extractiva que pretende en la zona el magnate mexicano, Carlos Slim, a través de su empresa Grupo Carso.
La vinculación a proceso se dio luego de la denuncia que interpuso el trabajador de la minera, Jaime Alberto Morales Barrientos, que a decir de Roberto de la Rosa, es el segundo del director de Minas de Grupo Carso, René Lozada.
“Nadie ha preguntado quién es Jaime Alberto Morales Barrientos”, dice De la Rosa, quien explica que es el que da órdenes y que con “su peso y su tamaño y su prepotencia vino a tumbar todo los que estaba de pie”. Lo tumbó con un bulldozer, precisa el activista a La Jornada Zacatecas. “Tumbó unas casas sin permiso de los dueños, de tres personas. Inclusive a una le dijo que le iba a dar una cantidad, pero no se la dio, llegó con la mitad y el compañero no lo quiso. Pero como quiera tumbó la casa. No es cualquier víctima, cómo esos atropellos de tumbar casas sin consentimiento eso no lo castiga nadie”, cuestiona.
“Lo que él fue haciendo con su prepotencia fue imponerse a la fuerza. A cercar la comunidad, a taparnos la pasada, a bloquearnos los caminos y todavía siguió con la electrificación alrededor de la comunidad para comenzar el tajo”, aun cuando desde 2020 se les pidió que pararan actividades, de lo que hicieron caso omiso argumentando, a decir del activista, que la minería era esencial.
“Cómo va a ser esencial si está destruyendo todos los ecosistemas. No puede ser esencial algo que destruye la vida, algo que mata la vida. Eso no puede ser esencial. Lo esencial es la ganadería, la agricultura y la pesca, y todo lo que alimenta. El oro y la plata no se bebe y no se come”, asevera Roberto de la Rosa.
Por ello, recalcó que “la supuesta víctima” y denunciante no es cualquier trabajador, sino que es el que usan para trabajo sucio por parte de la dirección de Minas de Grupo Carso. “Con su prepotencia y todo no pudo someternos, entonces ahora sí viene a criminalizarnos. Pero por qué somos criminales, por defender nuestro territorio, por defender nuestra patria. Fueron vulnerados nuestros derechos, en nuestra soberanía e independencia”, enfatiza.
Finalmente don Roberto de la Rosa informó que su casa está agrietada por las explosiones y que desde agosto ya no vive ahí, porque además ya no lo dejaron pasar, por lo que hizo una cabaña en su milpa, donde duerme, y le prestan también un cuarto para que cargue su celular y estar comunicado, porque desde julio, dice, le cortaron la luz en Salaverna, pero no fue la Comisión Federal de Electricidad, sino la propia minera. Por ello, reitera, la vinculación a proceso “es injusta”, porque lo que hizo fue defender el derecho a la soberanía de su propio pueblo.
