La carencia de recursos, las incapacidades institucionales, la centralización de las decisiones, la falta de coordinación en el territorio en la aplicación de políticas eficaces, la duplicidad de programas y la falta de estrategia coordinada, han provocado que el impacto de las acciones del Gobierno sean débiles, poco percibidas e incluso hasta alejadas de la realidad y de las necesidades sociales.
El municipio es la estructura territorial más próxima al ciudadano, sin embargo su capacidad institucional, no le permite ser sujeto relevante en el desarrollo, a ello le agregamos que las políticas son discontinuas, porque cada inicio de administración se reorientan prioridades en base a ocurrencias y dejando de lado lo que hizo el anterior, sea bueno o malo. Estas acciones han dejado al descubierto una falta de planeación y visión de Estado de largo aliento.
Es demás conocida esa falta de vinculación entre la sociedad y sus gobiernos. Las debilidades económico – financieras han comprometido las administraciones actuales y posiblemente las futuras, probablemente por irresponsabilidad o por falta de visión sostenible y sistémica de la política pública. Si bien es cierto, los problemas de democracia, sólo los vamos a resolver con más democracia, coordinación, colaboración y desde el contexto de las políticas públicas con modelos de intervención eficaces en cada territorio.
Para desarrollar un modelo de intervención eficaz, primero debemos organizar el territorio en dos niveles: el socioeconómico y el cultural. Socioeconómico, porque la sociedad se mueve a través de un sistema local de relaciones de poder entre negociaciones de los grupos socioeconómicos, y en el nivel cultural debido a la pertenencia que se expresa en términos de identidad colectiva. Por ejemplo: la Unidad de Planeación en colaboración con el Colegio de México, desarrolló ocho nuevas regionalizaciones, que fueron aprobados por la Asamblea General del Copladez, cada una tiene rasgos socioeconómicos, culturales y productivos con alta similitud, eso permitirá desarrollar programas específicos.
Y segundo, con herramientas de organización, ejecución y evaluación en cada territorio; después de la aprobación del Plan Estatal de Desarrollo, por parte de la Legislatura Estatal, el acto seguido es realizar los programas regionales, que nos delimite y organice en base a un diagnóstico y proyección de oportunidades, con instrumentos eficaces para la aplicación de políticas públicas focalizadas a la problemática de cada región, y evaluaciones permanentes que nos permita tomar buenas decisiones, en base a los ámbitos de intervención de cada uno de los actores involucrados en el territorio (llámese Gobierno Federal, Estatal, Municipal, Legisladores Federales, Estatales, Universidades, Organizaciones de la Sociedad Civil e Iniciativa Privada).
Ahora, como parte de la organización, se debe contar con un catálogo de programas de intervención en cada región, acompañado de un registro único; para ello, el pasado martes, en la Unidad de Planeación, firmamos convenio con Sedesol Federal, para hacer posible el Padrón Único de Beneficiarios, mediante el intercambio de información, que nos permitirá establecer las bases de coordinación entre las partes, para una adecuada planeación y evaluación del impacto social, que además le de transparencia y eficacia a las intervenciones del Estado y la Federación, identificando concurrencias o duplicidades en los programas. La segunda etapa del convenio, consiste en la idea de que los municipios también hagan lo propio y se sumen a este esfuerzo de intercambio de información para lograr mejores resultados en menor tiempo.
Otra herramienta adicional, que será de mucha utilidad, es el Centro de Información Estadística y Geográfica, que el Gobierno del Estado realizará en conjunto con Inegi, cuya finalidad es coordinar las acciones relacionadas con la generación, captación, monitoreo, procesamiento, análisis, integración y publicación de información, que registraremos las dependencias y entidades de la administración pública estatal y municipal, para proveer información integral de los fenómenos sociales, económicos y ambientales actuales, que permitan tomar decisiones con información estadística y geográfica veraz, oportuna y confiable.
Y bueno, con información adecuada, ordenada y la participación coordinada, colaborativa de los actores de cada región, podremos desarrollar modelos de intervención eficaces, que permitan el desarrollo equilibrado de cada región de la entidad y lograr objetivos comunes, en menor tiempo y optimizando recursos. La tarea ahora radica, en hacer cada quien lo que le toca (según su ámbito de competencia), de manera corresponsable y decidida. Lo mismo podríamos instrumentar para cada problema público, mediante el enfoque de política pública con modelos bien diseñados de intervención territorial.
Llegó el momento de que trabajemos diferente, trabajemos en corresponsabilidad, ordenados y con estrategia. ■
*Coordinador de la Unidad de Planeación de Gobierno del Estado
