En una ciudad de sus desvelos convertida en basurero; los espacios públicos patrimonio de comicastros y buhoneros; los monumentos de su veneración ultrajados por la más infame politiquería; la ignorancia y la mediocridad naufragando en sus zapatos y un prolijo etcétera, no es de extrañar que salvo quizá por sus familiares más cercanos, y acaso alguno de sus leales supérstites, el primer centenario de don Federico haya pasado inadvertido.
No importa, don Fritz, el segundo será mucho mejor.
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Las visiones de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y la Secretaría de Gobernación resultaron contrapuestas, luego de una incursión de reconocimiento de personal de la primera, de acuerdo con la cual vive nuestro país una crisis de los derechos que le corresponde tutelar; a lo que replicó la segunda que si bien explicablemente el caso Ayotzinapa impactó grandemente a los interamericanos no es el mismo “un reflejo de México”; colocándonos así, dicha contradicción, en un dilema: ¿A quién creer, Dios mío, a quién?
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El numerito de la semana corrió a cargo otra vez del sector, ya famoso, de los góberes preciosos, en la grácil persona una vez más del espécimen de Veracruz; y es que dígase lo que se diga si bien es cierto en vidas y dinero resultan, los góberes de marras, excesivamente costosos, también lo es que regresan buena parte en solaz y sano esparcimiento.
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Se quejan con razón, según las malas plumas, los priístas locales de que el padrino Beltrones los convoca a la unidad pero no les da ninguna pista en torno a quien; y es que como bien sabemos suelen los tricolores ser fauna de rebaño, y que sin “línea” de los jefes no hay manera de irse a “la cargada”; empero para evitar la división y el desánimo se formó una comisión de “unidad”, integrada por el alcalde de Guadalupe, el de Zacatecas y el senador Tello. Se espera muy probablemente que en su afán de unidad se pueda de los tres hacer uno. ■
