¿Cuántos de los 78 licenciados que concursaron y obtuvieron trabajo según nos hemos enterado, al resultar idóneos en el concurso de nuevo ingreso en el servicio docente que desistieron y renunciaron a trabajar en las comunidades tan pronto y llegaron a las mismas son egresados de alguna escuela Normal? Si entre la lista de renunciantes hay quienes estudiaron en una Normal urbana está mal, pero está peor, si se formaron en una rural. De ser así llegaron sin la conciencia, el conocimiento y el compromiso social para desempeñarse como maestros. Zacateas siendo un estado de los más atrasados cuenta con una gran cantidad de comunidades rurales pobres por no decir que miserables, además de marginadas en todos sentidos.
El desafío que con la reforma educativa enfrentan las instituciones formadoras de docentes es el de adecuarse a los nuevos tiempos y a la realidad por la que atraviesa el país. Según lo mandata la Ley del Servicio Profesional Docente (LSPD), el ciclo escolar 2016-2017 puso el piso parejo para quienes buscaron ingresar al servicio educativo. Las plazas y horas clase disponibles fueron concursadas en igualdad de condiciones entre normalistas y universitarios. Por consecuencia fueron ocupadas por quienes habiendo resultado idóneos, se les asignó su destino laboral de acuerdo con la lista de prelación. Lo anterior significa el fin del monopolio para los egresados de las Normales para ocupar las plazas vacantes. Aquí radica uno más de los retos que la nueva realidad impone a las Normales: formar y preparar mejor a los futuros maestros. Las Normales están obligadas a refundarse. Las nuevas condiciones exigen de estas una transformación radical, comenzando por la renovación de sus cuadros profesionales o bien la alternativa y reto de actualizarse los maestros que en ellas laboran. La cultura normalista dependiente del sindicalismo y sus prácticas clientelares y corporativas habrá de erradicarse. Máxime cuando el SNTE ha perdido el privilegio de repartirse por mitad las plazas y de recomendar a los catedráticos de las instituciones formadoras y sus egresados que se venían incorporando al servicio, según usos y costumbres.
Con más razón las Normales deberán reformarse cuando no faltan voces que sostienen que el modelo en el que descansaban se ha agotado.
El cambio en las normales no vendrá de su seno con plantas docentes envejecidas en un considerable porcentaje, dominadas por la flojera y modorra, amén de la simulación que no falta entre los formadores de maestros que se resisten a abandonar sus zonas de confort. Aunque lo ideal sería que los actores del cambio fueran los propios sujetos de las instituciones, esto se ve poco probable dadas las inercias y prácticas enquistadas. El cambio deberá venir del propio gobierno, si es que no está pensando en desaparecerlas. Hasta ahora lo más que se sabe es a reserva de lo contempla el nuevo modelo educativo recién presentado en sociedad, es lo que desde hace poco más de un año se anunció sobre lo que no hay mayores avances: que en el futuro próximo en las Normales solo se cursaran dos licenciaturas: una llamada Educación y Docencia y la otra Inclusión Educativa, pero hasta la fecha, la SEP seguía sin dar a conocer los nuevos planes y programas para los diferentes tipos y niveles del sistema educativo. Esto por lo menos, no ocurrió en el presente ciclo escolar, pues las convocatorias que se emitieron se apegaron a las licenciaturas que se han venido ofreciendo.
¿Siguen siendo pertinentes las Escuelas Normales como instituciones formadoras de docentes? Los resultados de las primeras evaluaciones para el ingreso al servicio docente, han demostrado que quienes obtienen los mejores lugares en la lista de idóneos, son los egresados de las escuelas normales.
En los tiempos que corren, otro de los desafíos que enfrentan las escuelas normales derivado de la RE será el de seguir formando a maestros aptos, con los saberes y competencias que los tiempos exigen. La calidad como objetivo primordial de la RE 2013 descansa y empieza por los maestros aptos que dominen y demuestren que sus alumnos aprenden lo que la autoridad demanda y los programas fijan, en teoría.
¿Son viables y pertinentes las Escuelas Normales Rurales? Aunque las condiciones sociales y económicas del México del siglo XXI dominado por el modelo neoliberal impuesto por el consenso de Washington distan mucho de ser iguales al periodo posrevolucionario de las décadas de los veintes y treintas de la centuria pasada, las Normales Rurales siguen siendo necesarias. Deben seguir existiendo con la condición de renovarse y transformarse a las nuevas condiciones reinantes. Su vigencia y permanencia se justifican mientras México no supere el atraso y pobreza propias del subdesarrollo y existan núcleos de población campesina asentados en el medio rural que requieren de la educación elemental como primer paso para acceder a mejores niveles de bienestar. Máxime por la inequidad en todos los renglones en los que atraviesa el campo mexicano. Sin renunciar a los conocimientos de punta y dominar los saberes de vanguardia que representa las TIC, el conocimiento de un segundo idioma, los futuros profesores rurales deben seguirse formando en las Normales Rurales. En estas se les debe actualizar y capacitar para que mediante un pago superior a quienes sean enviados a trabajar a las comunidades más pobres y alejadas. Habrán de recibir por ello mejores estímulos para que se arraiguen por un tiempo determinado. Los programas del plan de estudio de las Normales Rurales deberán incluir materias o asignaturas que aborden la problemática regional de las comunidades a las que desde que ingresan a la Normal saben de qué tipo serán a las que van a ir a trabajar. Como parte del perfil de ingreso el alumno deberá de pasar por rigurosos exámenes. En uno serán evaluados sus conocimientos generales óptimos con los que deben egresar de la preparatoria. En otro complementario se buscará conocer que tanta es la vocación para formarse como maestro rural, su grado de compromiso y conciencia social para insertarse al concluir la licenciatura en el entorno al que deberá ir a servir. Sean hombres o mujeres, deberán ingresar los mejor evaluados en los exámenes sin que necesariamente deban corresponder cuotas de género iguales, deberán seguir siendo mixtas.
Por supuesto, las Normales Rurales, siempre amenazadas de desaparecer, (en 1969 se clausuraron la mitad de las que existían) deberán seguir conservando el régimen de internados. A los estudiantes se les deben brindar las atenciones y requerimientos necesarios para que no tengan pretextos para no estudiar. Pues una vez que han sido admitidos, saben lo que les espera y para que serán formados.
Las Normales Rurales en específico pensando en el perfil de sus egresados y el destino laboral que les espera deberán de formar a sus estudiantes dentro del programa de la licenciatura de Inclusión Educativa con énfasis en educación rural, dejando el otro programa para los otros tipos de Normales que incluso pueden ofrecer el de Inclusión Educativa también pensando en que existe la necesidad de incluir educativamente tanto a los pobres y marginados del campo como del medio urbano, donde también existen.
De acuerdo con la Agenda 2030 (plazo probable si no se echa abajo y se deroga para que la actual RE comience a cristalizar sus frutos) para alcanzar un desarrollo sostenible en los países adscritos a la OCDE de los que México forma parte, se pretende alcanzar una educación de calidad como objetivo estratégico para erradicar la pobreza, el hambre y garantizar la salud. Las Normales Rurales deberán estar llamadas a formar los profesionales que contribuyan al logro de estas metas. Ello será posible mediante la formación pedagógica, filosofía y la mística que logren adquirir los futuros profesores en sus años de estudio cuando se les forma y prepara para enfrentar exitosamente la tarea de educar a la niñez del medio rural marginado en primer término. ■
