14.8 C
Zacatecas
sábado, 20 abril, 2024
spot_img

A un año de haberme contagiado de COVID-19

Más Leídas

- Publicidad -

Por: ÁLVARO GARCÍA HERNÁNDEZ •

Tengo la oportunidad de escribir estas líneas a un año de haberme contagiado de Covid-19; el tiempo ha transcurrido con mucha dificultad, regreso la mirada en el tiempo y reconozco lo afortunado que he sido a pesar de todo. Todavía hoy, creo que nunca volveré a ser el mismo de antes. En ocasiones, duermo en el mismo cuarto en el que enfrenté todos los impactos de la enfermedad y sus múltiples secuelas; aquí me siento seguro, es mi espacio, el lugar donde afronté mis miedos, donde sentí mucho dolor, angustia, incertidumbre y largas horas de reflexión, incluyendo aquellas de insomnio que junto con la falta de apetito, mermaron mi salud física, mental y emocional. No sé por qué en este espacio, encuentro tanta tranquilidad aún en la oscuridad que prevalece al apagar la luz, tal vez, todavía están aquí mis ángeles, aquellos que no permitieron que la muerte triunfara en la lucha de mi supervivencia. A veces desde esta habitación color verde, escucho a lo lejos a mi hijo Santhiago de tres años jugar ya muy de noche y pienso, ¿sería así si me hubiera muerto? ¿Escucharía a través de una profunda negrura sus risas o sus llantos? ¿Podría yo hacer algo para ayudarlo? Me invade un gran temor a la vez que un eterno agradecimiento, agradezco cada día, cada mañana, cada momento, pese a todas mis adversidades, tengo la fortuna de verlo crecer, sentir su pequeño corazón cuando lo abrazo, escuchar su voz y sus palabras mochas me llenan de esperanza cada día. Lamento también y mucho, la pérdida de mis amigos y familiares que no sobrevivieron a la pandemia y que a la postre me hacen mucha falta, de pronto ahora, hay en otros planos astrales muchas más gentes queridas que han transmutado y que espero volver a ver. A un año de mi experiencia con el virus, mi recuperación económica no ha sido exitosa, sigo pagando las deudas que me dejó el tratamiento de mi enfermedad y, afortunadamente, tengo la vida y mi capacidad profesional para seguir dando pelea y salir adelante. Después de un año, he caído en cama (en mi misma habitación) otras dos veces, una como condición de haberme vacunado y otra, en la que creo haberme contagiado nuevamente pese a tener un resultado negativo en la prueba de covid, con todo y los miedos que me embargaron solo de pensar que podría pasar nuevamente por los momentos tan desagradables que me acontecieron; ahora, ya no tendría ni el dinero, ni la condición necesaria para sortear similar dilema. Todo ha sido muy complejo; surgir de las cenizas ha representado grandes esfuerzos para reinventarme y mostrarme distinto ante la adversidad. En febrero de 2021, el covid-19 pudo haber terminado con mi existencia, me colocó al borde de la muerte y, ante tanta complicación, he creído en la posibilidad de una manipulación genética a manera de virus, que te carcome por partes, poco a poco, por dentro, por fuera y con secuelas que se manifiestan por etapas como torturas concatenadas qué, si no te acaba la primera, viene la segunda a terminar lo que la otra inició. Tuve que aprender a caminar nuevamente, mi sistema digestivo tuvo que volver a ordenarse, mis pulmones se acostumbraron al oxígeno y yo tuve que reconocerme vulnerable como ser humano ante la enfermedad; también me hice más creyente y trato de disfrutar cada bocanada de aire en recuerdo de aquellos momentos en que no lo podía hacer, trato de vivir la vida a cómo puedo pues, sin lugar a dudas, los compromisos económicos y laborales no lo permiten del todo. Los que nos quedamos a escribir nuevas historias después de ser afectados por la pandemia, hemos tenido de reponernos de muchas cosas, nuestra vida transcurre de otra manera pues el peligro de un nuevo contagio está latente, sobre todo ahora que las mutaciones y variables virulentas se presentan en mayor medida que las vacunas y sus refuerzos, todo esto nos da evidencia del gran negocio que ha representado la compra de medicamentos, oxígenos, oxímetros, geles, cubrebocas, terapias o ataúdes. Anteriormente las guerras comercializaban armas y destruían ciudades enteras con todo y su población, ahora son manipulaciones biológicas de masas que se expanden globalmente y se enfocan en las personas más vulnerables, dando paso a una reconstrucción social sesgada donde un importante segmento de la gente, se encuentra con padecimientos que los acompañarán a lo largo de su vida. Son los tiempos que nos ha tocado vivir y, espero ahora, seguir avanzando, superar lo que he logrado a un año después de vencer el COVID-19. Agradezco a Dios y al Universo por estar aquí.

- Publicidad -

[email protected]

- Publicidad -

Noticias Recomendadas

Últimas Noticias

- Publicidad -
- Publicidad -