"Una ciudad es el mundo.
Un vecindario también.
En la nueva novela de Jaime Alfonso Sandoval (1962), 'Tiempos canallas', mundo, ciudad y vecindario se funden y convierten en el escenario ideal para contarnos una historia de fantasmas, espectros, fulgores, despojos y viajes en el tiempo de la que lectores y lectoras saldrán (entrarán) de verdad satisfechos". Mauricio Flores
"En el ejercicio de programar un festival como este, y en el contexto de austeridad por el que estamos pasando, el gran acierto es, desde mi punto de vista, el privilegiar la calidad de lo que habrá de presentarse. En ocasiones anteriores en este espacio editorial, sobre todo en casos particulares de sexenios pasados, hablamos de que solía con frecuencia confundirse lo 'grandote' con lo 'grandioso', sobre todo cuando veíamos que en el afán de incluir cada vez más y más grupos, llegaban a presentarse artistas que tenían más relación con una feria que con un festival cultural...". Jánea Estrada Lazarín
"'Madres Paralelas' le da la vuelta a los momentos de ruptura emocional tan preciado por el melodrama familiar y prefiere centrarse en el drama de las relaciones de amor entre las mujeres con sus respectivas propias madres y sus pasajeros amantes masculinos. Sus temas predilectos. Este año Almodóvar cumple 73 años y sigue filmando, quizás no ganará otro Oscar como sucedió con 'Hable con ella' en 2002, pero aún está creando y lo mejor muchas de sus películas ya están en Netflix". Carlos Belmonte Grey
"'The worst person in the world' se trata de una muy original exploración sobre inquietudes y temores que están ligados a los caóticos tiempos modernos. Si hay un letargo generacional cada vez más enorme, en medio de todo está Julie, quien se encuentra en una negociación constante con su vida íntima, sus seres queridos y su supuesto rol dentro de la sociedad, pero que, ante todo, no se arrepiente de nada y siempre se mueve hacia adelante con una profunda expectativa de ver qué le depara el futuro". Adolfo Nuñez J.
"El canto
A recoger flores violentas salgo en paz
Dejo semillas en la hendidura del placer
indicios para el fuego
rastros de algún abecedario
para nombrar la novedad
Quién puede reconocerse en lo perdido
abrir las cajas negras
y mostrarse en el horror del triunfo
soltar el nudo ciego
y mirar
mirar a fondo
No hay nada debajo de nosotros
La soledad es otro engaño
No hay nadie distinto en el olvido
Dejo las huellas del deseo
un simple impulso de estar
sin renunciar a ser
en la otra parte".
José Ángel Leyva
"En un pequeño baño de un departamento lujoso, Mary, que también es Nicole, pero que también es Alice, se maquilla. Peter conecta con sus ojos y se pierde en la verde laguna que habita en ellos. Su largo cabello se enreda con las palabras que logra soltar antes de ser captada por un Peter que celebra. Sostiene los lentes de una cámara para entonar los himnos de acercársele a lo lejos. Es una calle y cabe perfecta. Los ojos bien cerrados de Peter, le ayudan a observar la oscuridad que Kubrick disparó". Fernando Trejo
"Improvisé una incubadora
con tres huevos de codorniz
Dejé la luz encendida
sobre un almohadón de paciencia
Traslúcida la yema
casi transparente el resto de la curvatura
Por días y días reposaron
con la punta al cielo
De niño nunca sostuve
nada más frágil
Contuve la respiración
y aguanté la tos para no moverme...".
Raúl García Rodríguez
"Si sientes que me pierdo entre la ropa,
de este almacén que abriga mi deseo,
búscame a ciegas con tu olfato ilustre
y cuando me descubras
por ropa nueva entre mis manos de ostra,
para que se te antoje
alterar los aromas que me guardo".
Lucía Rivadeneyra
"Dejo sobre la puerta el color del mar, extraído de un pez muerto. Tuvo vida, sí, existió entre mis manos y se movía como un trozo de esperanza arrancado del río. Al anochecer, lo rebané en dos partes y con la humedad que transpiró, lavé los trapos de la enfermedad. Limpié la casa y tajé cada uno de sus rincones ignorados por el sol. Toda la madera se impregnó de agua, la superficie de la mesa era un lago en silencio. Entre mis manos, aún revoloteaba un último aliento y lo comimos a pequeñas mordidas, como un pedazo de pan sin levadura remojado con sopa, entre verduras". Armando Salgado
"Esta mañana el tío Alfredo amplió la estadística,
firmó su alta hospitalaria para comprarse un sombrero.
Apenas tuvo tiempo para asustarse cuando le hirvió la cabeza,
sus propias moléculas divididas
arrastradas hacia su anonadamiento
le explotaron el cerebro. El virus más terrible
es el que invisibiliza sus síntomas.
Morir lleva poco tiempo, dicen que no duele
una hebra te jala hasta quedar fuera de vista.
El clima es amarillo
mi cuerpo, tan pequeño útilmente
desapareció entre las sábanas
y no puedo ir así a ofrecerle mis condolencias
al nuevo sombrero del tío Alfredo".
Yamilet Fajardo