Insisten en que el trabajo de los ciudadanos es votar y criticar
“Yo creo que tendríamos que ser los más férreos críticos para empezar a desaparecer las cosas bizarras de la política, que vengan las otras cosas, las del cine, del teatro, de los espectáculos, -de los deportes- Es muy divertida la historia bizarra en otros ámbitos”, dijo Alejandro Rosas ayer en la presentación del libro escrito en coautoría con Julio Patán, México Bizarro (Planeta, 2017) en el contexto de la Feria Nacional del Libro Zacatecas 2018.
Lo bizarro en la acepción que utilizan los autores para hablar de anécdotas que empiezan con el mito fundacional del Tenochtitlán hasta la actualidad, y que tiene como protagonista principal a la clase política del país, hace referencia a “lo insólito, lo absurdo, lo extraño, lo raro”.
Luego de compartir con el público ayer algunas de las historias ciertas que se inscriben en esta definición, una de las preguntas de la audiencia fue cómo defendernos de ellas cuando se vuelven una apología del México que estamos viviendo, que distraen, pero influyen en las masas para guiar el destino del país con sus mensajes superficiales.
El cuestionamiento surge de casos recordados ayer, como el de la contratación durante el periodo que tuvo al frente de la PGR al panista Antonio Lozano Gracia, de una médium, “La Paca”, para encontrar el cadáver de Manuel Muñoz Rocha, presunto cómplice de Raúl Salinas de Gortari en el asesinato de su cuñado José Francisco Ruiz Massieu.
¿Cómo ir más allá de lo bizarro, que ha sido y puede ser la política del país, para profundizar en los temas?
Dijo Alejandro Rosas que en principio no puede normalizarse. Si bien la intención del libro es alejar a la historia de México de la solemnidad ya que “todo lo que hacemos, el quehacer cotidiano político, social, cultural” está hecho por seres humanos, no pueden seguirse aceptando como si nada pasara cosas bizarras como el que la esposa de un gobernador, caso concreto de Karime Lozano, reitere un mantra que significó el saqueo de las arcas estatales: “Merezco abundancia, merezco abundancia…”.
“Sí ja ja ja ja, pero nosotros creo”, agregó el historiador, “vivimos el mejor momento de la ciudadanía en la historia de México”, por primera vez consideró ésta ha rebasado a la clase política.
Si antes los mexicanos permitieron y dejaron pasar muchas cosas y se comportaban como menores de edad y aunque falta camino por recorrer respecto de una actitud cívica, hoy existen dos formas de marcar “un hasta aquí”, agregó.
Una es el voto, que dijo, desde 1997 sí sirve y es un sufragio efectivo que “hoy sí suma”, y la otra manera de castigar la bizarrez de los políticos es marcar el error, observar, criticar “desde nuestra trinchera, desde nuestras redes sociales si se puede”.
“Creo que es la manera, no podemos seguir permitiendo que el México político bizarro sea algo que nada más anecdótico para nosotros”, porque las decisiones que se toman en ese ámbito sí afectan a la población.
Ejemplificó con El Bronco, del que dijo no debería estar compitiendo en la elección presidencial; “tenemos que insistir en eso y no aplaudirle sus tonterías porque finalmente ese es el deterioro máximo de la política”.
El trabajo de los ciudadanos es votar y criticar, “lo único que no podemos permitirnos es no ser críticos, así sea mi candidato maravilloso, increíble…perdón, no hay nadie maravilloso e increíble, somos humanos”.
