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sábado, 27 abril, 2024
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Viaje a Wirikuta y el encuentro con los dioses wixarikas

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Por: TUTUY LUNA • Admin •

Me gustaría poder entender la cosmogonía wixarika (huichola) pero en realidad no se tanto es una cultura muy extensa,  lo que sí puedo es platicar como fue que el convivir 2 años con wixarikas me ayudó a comprender varios aspectos sobre la civilización, sobre la vida y el espíritu, como fue que el acercarse a la madre tierra te da otra perspectiva de como llevamos nuestras vidas y los conceptos que vemos como prioridad muchas veces no llenan los vacíos de nuestra existencia.

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Recuerdo el día que se me presentó la oportunidad de trabar en el rodaje del documental  “Eco de la Montaña”, es un documental dirigido por Nicolás Echevarría, que trata de la vida de Santos de la Torre un artista Wixarika que hizo un mural que está expuesto en el museo de Louvre en Francia, este mural fue donado por el gobierno de Ernesto Zedillo a Francia y como pasa muchas veces a Santos no se le dio el reconocimiento merecido,  aparte de que no le pagaron el mural, también trata del problema de Wirikuta y la minera Real Magestic que pretende explotar una mina en territorio sagrado, este territorio es parte de la peregrinación que hacen los wixaricas cada año para la cacería del hikuri (peyote) es parte fundamental de su cultura y su religión, ya que la historia de su civilización cuenta como el abuelo fuego guio al venado azul hasta wirikuta para hacer que naciera el sol, el hikuri para los wixarikas de ningún modo es algo recreativo, es parte de sus ceremonias y es bendecido por el marakame  (shaman) que es la autoridad religiosa, los wixarikas siempre piden permiso a la naturaleza para cualquier acto o ceremonia que hacen en sus vidas, son personas muy equilibradas con el medio que los rodea  y tienen un concepto muy profundo sobre la vida; en este documental que ya se puede ver en Netflix y que ha tenido premios internacionales y nacionales se explica  mejor lo que cometo anteriormente, hay también antropólogos como Arturo Gutiérrez del Ángel que han escrito libros sobre rituales y ceremonias de wixarkas,  por eso considero que sería mejor investigar de manera individual ya que es muy extenso el tema y en esta ocasión no voy a platicar precisamente sobre la cosmogonía wixarika, sus ritos, ceremonias o dar una explicación sobre su metafísica, lo que sí quiero platicar es como en forma personal el convivir con ellos nutrió aspectos de mi vida y me gustaría también compartir enseñanzas y frases o aforismos que aprendí de ellos.

Esta historia comienza cuando me invitan a trabajar en el documental Eco de la Montaña, la invitación fue por parte de Ximena Vetoreti, una persona de la que se aprende mucho,  fue obra de la casualidad porque no nos conocíamos, pero tenemos un amigo en común y fue el el que  nos contactó; la noche que platique con ella le mostré mi interés por la cultura wixarika y claro en trabajar en un documental, nos entendimos bien y me dio el trabajo, lo siguiente que paso fue que me presento con Santos de la Torre Motoapohua y a su familia ya que Santos siempre esta con su familia es parte fundamental de su ser, al principio sin saber quién era no me impresiono mucho ya que es una persona muy sencilla un indígena de unos 60 años vestido a la manera tradicional con ropa de manta bordada sin muchos ornamentos, lo que si me llamo la atención fue su manera tan mesurada de conversar y de ver la vida, lo primero que platique con él fue que anteriormente ya había convivido con algunas etnias indígenas y que de hecho con huicholes también, le dije

– Si Santos ya antes había conocido y convivido con indígenas también con huicholes que de echo me caen bien por qué no son groseros; bueno no todos si hay algunos que son groseros, jajaja

-A lo que él me contesto

-si hay algunos que son groseros, los más civilizados

-serán los incivilizados- le dije,  el con una mueca sarcástica contesto:

-no Tuy, de la civilización nace la grosería no de mi cultura.

Ahí exactamente fue que comprendí que no estaba tratando con cualquier persona, como esta tuve muchas pláticas que siempre recuerdo.

El primer llamado fue en el cajón fuimos a filmar a la cierra madre a la región del Cajón en lo más alto de la sierra un lugar hermoso donde nuestra civilización no está muy presente.  en la casa donde acampamos no había luz eléctrica ni las comodidades de la vida moderna, pero viven muy dignamente del trabajo comunitario, precisamente en ese viaje fue donde me di cuenta que vivimos de una manera muy programada y que los wixarikas a diferencia de otros indígenas ven nuestras costumbres como absurdas y muchas veces ridículas, eso pensé cuando no nos dejaron filmar. Estuvimos en la ceremonia que consistía en presentarse al fuego,  era una fogata y cada quien llevó una ramita como ofrenda, duró 2 días cantando el marakame y al terminar regresamos sin material para el documental, pero con una experiencia de vida ya que pasamos por muchas cosas en ese viaje,  anécdotas que no olvidaremos en nuestras vidas, ahí Santos dijo otra frase que se me quedo grabada “tus  tiempos no son mis tiempos, a ti te interesan unas cosas a mi otras”. De regreso a Zacatecas seguí conviviendo con él y entendí lo que decía sobre el tiempo, también hablamos sobre la familia y sobre cosas de la vida, no tardamos mucho en entendernos al calor del Hutzila que a los 2 nos gusta mucho, también en una plática de esas mezcaleras me dijo “Tuy el que cree que sabe mucho es un pendejo, porque cree  que sabe todo y deja de aprender”.

El segundo llamado fue a Wirikuta precisamente al lugar sagrado donde quieren hacer una mina, creo que ha sido el viaje más intenso de mi vida por todas las cosas que pasaron, recordé a Zaratustra que vivía en las montañas para poder tener una comprensión de la vida, de la civilización, de los hombres, el amor, el arte y la naturaleza;  el desierto  de Wirikuta es un lugar mágico, solamente cuando lo conoces caminando al lado de tus hermanos wixarikas entiendes la importancia de ese lugar, la energía que emana de la madre tierra, te das cuenta de que en esta vida hay cosas más profundas que lo que vivimos y comprendes el por qué piensan y viven así, el entender esa parte de ser mexicano, que tenemos una cultura enorme y un espíritu en ella del que podemos aprender. En ese desierto cuando cazábamos el   hikury le pregunte a Ximena, que como lo buscaba o donde lo encontraría a lo que ella me contesto –Tuy él te va a encontrar, es como la vida las cosas te encuentran no las tienes que buscar-

Si me encontró mi hikury, me encontró el alma y la limpio de muchas cosas, me hizo entender que hay que dejar que la vida haga su trabajo, me ayudo a sanar, a dejar mis miedos en el cerro del quemado, a viajar dentro de mí y darme cuenta que tengo alma, este fue el viaje de mi vida donde purgue muchas cosas que me oprimían, donde me libere y conocí a mis nuevos hermanos, siempre voy a recordar wirikuta y a defenderlo del invasor, no olvidare a quienes hicimos ese viaje y tratare de crecer con la enseñanza recibida.

No queda espacio para seguir contando esta historia creo hace falta una segunda parte, pero si recomiendo buscar en nuestras raíces el futuro y ojalá sea un futuro donde crezcan más árboles que edificios. ■

 

#BlackDog

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