México es un país que depende energéticamente de los combustibles fósiles; de acuerdo con datos de la Secretaría de Energía, al año 2022, el 80% de la producción de energía primaria proviene de los hidrocarburos y el 15% es de origen renovable, lo que justifica la necesidad de poseer infraestructura confiable en el sector tradicional, pero al mismo tiempo, la oportunidad de crecer en infraestructura renovable para transitar del modelo energético tradicional a uno distribuido y diversificado en cuanto a la fuente.
El esquema de producción energético del gobierno actual y la apuesta por las empresas estatales había sido criticado por organismos extranjeros “preocupados” por las implicaciones ambientales, pero que en el fondo era una señal de preocupación de los inversores por los jugosos negocios que, con el cambio de política, sentían se les escapaban en nuestro país.
Uno de los mayores críticos, la Unión Europea, solicitó una reunión entre empresarios europeos de diferentes sectores, el gobierno federal y el gobierno del estado de Sonora, en donde se les presentó el llamado Plan Sonora, un programa enfocado al aprovechamiento del potencial energético solar de ese estado, así como la visión del aprovechamiento del litio para facilitar la transición de la movilidad basada en hidrocarburos a la electromovilidad mediante el desarrollo de la industria del litio en el estado, en donde se encuentran las mayores reservas probadas de ese material en nuestro país.
El plan contempla la instalación de 1 GW de paneles solares con la coinversión de empresas europeas y la CFE, que convertiría a la central fotovoltaica de Puerto Peñasco en la más grande de América y la quinta a nivel mundial. Ayudando con esto a cumplir los compromisos adquiridos por el gobierno de México de incrementar la capacidad de generación de energías renovables en 40 GW para el 2030.
La otra parte crucial del Plan Sonora es la creación de un ecosistema, que permita la explotación en territorio nacional, del litio. Material nacionalizado durante este gobierno y que es vital para la producción de baterías electroquímicas que permitan la reconversión paulatina de un porcentaje del parque vehicular, ayudando a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
El plan incluye la creación del recurso humano necesario para el desarrollo tecnológico, la infraestructura científica para potencializar toda la cadena de valor del litio, desde un proceso de extracción que contemple todos los impactos, hasta el producto terminado, permitiendo que la nación no solo sea un proveedor de materia prima, como lo es en el caso de otros minerales de gran valor, sino también, pueda verse beneficiado con los productos.
Sin duda, el Plan Sonora es el inicio de la transición de un modelo energético basado en hidrocarburos, a un modelo híbrido (hidrocarburos-renovables) en el mediano plazo, en mi opinión, el camino que se debe seguir y al cual nos debemos sumar como zacatecanos.
Zacatecas, al igual que Sonora, cuenta con reservas de litio, sin mencionar el potencial solar y eólico que son evidentes en nuestro estado; nuestro gobierno deberá hacer las gestiones necesarias, si es que cuentan con visión de futuro, para que el Plan Sonora se extienda a nuestra entidad y seamos parte del motor que en un futuro impulsará el desarrollo energético del país; de lo contrario, seguiremos estancados económicamente y continuaremos postergando el bienestar de nuestra gente.
