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miércoles, 24 abril, 2024
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Del contrabando, al delirio de la traición

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Por: E. ANDREA ROBLES G. •

“Pero los contrabandistas, esos no perdonan nada”
Los Tigres del Norte

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En Zacatecas, los tiempos electorales convierten las amistades, las relaciones públicas y de trabajo en mazapán. Hay venta por mayoreo en difamaciones y los que en su vida cotidiana se van a dormir solos, terminan con diez o veinte amantes a decir de las lenguas viperinas. Todos roban, todos mienten, todos traicionan según la mente cochambrosa de quien señala y -que libre de todo pecado- tira la primera piedra.

En nuestra corta memoria, se nos olvida que esta ciudad con rostro de cantera y corazón de plata, junto con sus vecinos municipios, en la conurbanidad, no es la megalópolis que algunos en sus aspiraciones cosmopolitas sueñan, y que en un desenfrenado afán jet setter, hacen del oficio más público posible, una aspiración frívola y clasista.

El tema es que Zacatecas es la tierra en la que sin importar el pecado cometido, todos merecen andar por sus coloniales calles al menos una vez en su vida. ¿La ciudad más bonita de México? Preguntan a veces, y dos veces les digo que sí. El problema es que aquellos que la vida los ha hecho usufructuarios del erario, no terminan de entender que la belleza de este Estado, no se reserva el derecho de admisión para quienes presenten el carné del lobby. Aunque la palabra <<público>> duela en los oídos de estos soñadores, la barroca catedral, los coloridos callejones, los museos, las calles, las quemadas paredes del ex monasterio, son parte de ese patrimonio que internacionalmente se defiende a favor de la humanidad.

Este condado es sumamente pequeño, pero a diferencia de la clásica expresión western: aquí sí cabemos todos, todas y todes. Nos conocemos de una u otra forma porque la vida pública en Zacatecas es excesivamente pública. Y el problema no es la pérdida de privacidad en tierra o en aire, porque esa es una exposición inherente a la incidencia. El problema está en la imaginación ajena: cuando una situación objetiva se convierte en subjetiva. Cuando una relación que nace de la esfera privada, ya sea saludo, una coincidencia, una reacción en Facebook o cualquiera de esas que protege el derecho humano a la recreación y esparcimiento, se convierte en una novela de antaño, y entonces somos actores principales, secundarios y hasta extras en un drama donde sólo hacen falta las cachetadas que van de izquierda a derecha con la misma mano; justo al estilo Televisa.

El escenario electoral funciona como psicotrópico indetectable al antidoping. Lástima que el efecto sólo dura del 04 de abril al 06 de junio. Y en la resaca, ni dos litros de agua, ni un par de cafiaspirinas pueden componer las vidas, reputaciones y relaciones destruidas por el malviaje. Aprender a dejar en casa los asuntos de casa. En el trabajo los asuntos del trabajo y dentro de los proyectos personales, las individuales actividades del desarrollo libre de la personalidad, sólo es un problema para quienes se sienten perseguidos y para quienes la palabra <<traición>> es una constante posibilidad.

La debilidad de las relaciones públicas y privadas es un reflejo de la construcción de las mismas; ante lo mal cimentado, con los aires de marzo, las paredes se vienen abajo. La vida personal no está sujeta al escrutinio y quien so pretexto de cuidar el rancho, no logran vislumbrar la línea que divide la autonomía de las personas, responden a las mismas prácticas de linchamiento como si esta era fuera la de los viejos tribunales inquisitoriales.

Si una amistad, una relación o un afecto cualquiera, vale menos que una campaña o una candidatura, es que entonces todo lo estamos haciendo mal. La lucha correcta está del otro lado; a este mundo le hace falta amor, no más mala política. ■

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